Parece que no sólo se piratean discos y películas: en China, se copian pueblos enteros. Después de clonar una ciudad británica en 2005 –una réplica de Dorchester ubicada en la localidad de Chengdu, en la provincia de Sichuan–, ahora le llega el turno a una joyita austríaca. ¿Cuál? La petit villa Hallstatt, hogar de 800 personas, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, que está siendo imitada (¿nunca igualada?) en la provincia del sur chino Guangdong. Así, la plaza del mercado, los chalecitos de madera, una iglesia evangélica de 1863, un hotel y edificaciones varias tendrán segunda sede en la ciudad de Huizhou, donde la firma metalúrgica Minmetals recreará ¡hasta el lago!. No a escala, valga la aclaración. Y habrá bonus: souvenirs especialmente pensados para caucásicos que extrañan su hogar.

Los alpinos, indignados. No sólo por haberse enterado casi de casualidad de que los están pirateando (una huésped oriental dejó que la dueña de una posada de Hallstatt viera algunos dibujos/planos del pueblo y reveló que sería clonado); también por el shock de haber sido espiados por supuestos turistas que tomaron cientos de fotografías con un fin nada recreativo. “Detesto la idea de que un equipo haya venido año tras año a medirnos y estudiarnos. Todo el asunto me recuerda a Gran Hermano”, expresó la extrañada Monika Wenger, propietaria del hotelito de 400 años de antigüedad.

Mientras, las autoridades austríacas (y la Unesco) aún fijan posición porque, si bien está prohibido tomar medidas sin permiso, copiar estructuras a partir de fotos no tendría objeción legal alguna. Incluso, algunos lugareños ven el vaso medio lleno y admiten que el proyecto podría ser buena publicidad para la ciudad, atrayendo a más y más turistas chinos. “Me pone feliz que hayan encontrado el lugar lo suficientemente hermoso como para replicarlo”, comentó Ingrid Janu, gerenta de un puesto de souvenirs. ¿Habrá juicio por copyright?