Pi no da para respiros. Después de su vigoroso cuestionamiento por parte de los defensores de Tau del que se dio cuenta en estas páginas la semana pasada, el otrora glorioso 3,14 ha sido partícipe de un episodio para la burla. Y el olvido. ¿Continúa la guerra subversiva por su destitución? Ocurre que, en el marco de una subasta por seis mil patentes que pertenecían a la firma de telecomunicaciones Nortel, declarada en bancarrota, el gigante Google decidió pujar usando cifras no redondas: al ya mencionado Pi, se sumó la distancia entre el Sol y la Tierra, la constante de Brun (1,9021...) y la de Meissel-Mertens (0,261497...), entre otras variables. El resultado fue, por lo menos, desalentador: no sólo dejó a los otros participantes de la almoneda por tecnología de comunicación inalámbrica perplejos; también perdió frente a números redondos ofertados por un consorcio que incluía a Apple y Microsoft.

“O tenían demasiada confianza o estaban aburridos”, comentó una fuente vinculada a la subasta, que describió cómo –cuando el dinero ofrecido por los demás alcanzó los 3 mil millones de dólares–, Google hizo uso de Pi y ofertó 3.141,59 millones. Lamentablemente, el intento geek no fue suficiente. Ahora, mientras algunas voces comentan que la firma vivió la experiencia como un hecho “decepcionante”, las hipótesis sobre las cifras van en aumento. Una que se baraja está vinculada a Sergey Brin, cofundador de la compañía y prodigio de las matemáticas, que bien podría haber usado las constantes para dar muestras de su influencia en el proceso.

Lo único seguro es que el fracaso en la puja le costará caro a Google. “No volverá a tener la oportunidad de adquirir semejante diversidad de patentes en una sola compra”, expresó el analista especializado en propiedad intelectual Florian Mueller. Y agregó: “Hubiera esperado que aprovechara esta chance única para convertirse en un jugador en el mercado de las patentes de tecnología inalámbrica”. Las de Nortel, dicen, tienen peso para investigaciones futuras, en tanto servirán para hacer más veloces las redes y más poderosos los celulares. Lástima que Pi, en esta ronda, no haya ayudado.