Domingo, 10 de julio de 2011 | Hoy
ARTE > LA PRIMERA MUESTRA INDIVIDUAL DE ALEJANDRO CESARCO
Cargado de citas literarias, de apelaciones a la obra como libro y de referencias al universo borgeano, el trabajo de Alejandro Cesarco podría ser un hijo prodigo del arte conceptual. Pero las obras expuestas en Why Work?, su primera exhibicion individual, muestran las pequeñas grietas por las que se filtra el aire sentimental que respiran.
Por Lucrecia Palacios
Es, sin dudas, una de las obras más nostalgicas que se hayan producido en la última decada. Se llama Fade out, y consiste en la proyeccion de una diapositiva que, a causa del calor que emana el proyector, ira borrándose hasta desaparecer. La imagen es una chica joven, una adolescente. La sonrisa con la que mira a cámara y la cercanía de su rostro delatan un romance, su juventud quizás hable del primer amor, su disolución, evidentemente, del paso del tiempo. Alejandro Cesarco la describe como “un ejercicio de olvido” en donde la duracion de la imagen, como la de nuestros recuerdos, es indeterminada.
Dentro de Why Work? (¿Por qué trabajar?), la primera exhibición individual que Cesarco presenta en Buenos Aires, Fade out no sólo puede entenderse como la representacion del fin del amor y la imposibilidad del recuerdo, sino tambien como un acto de despedida, un sacrificio que entrega la imagen al tiempo y al deterioro. En diez años, su obra fue adquiriendo una cualidad de transparencia, una voluntad de invisibilidad que hace casi increíble la idea de que Cesarco se haya instalado a fines de los ’90 en Nueva York para estudiar fotografía. Como señala Inés Katzenstein, una de las curadoras, Cesarco abandonará paulatinamente la producción de imágenes para concentrarse en operaciones como la lectura, la apropiación y la reproducción. No sorprende que, además de artista, desarrolle proyectos editoriales y que también actúe como curador. Después de todo, en un trabajo temprano como Pictures (Cuadros), del 2000, seleccionaba descripciones de obra que aparecían en críticas de arte y las colgaba, invirtiendo la relación genética entre obra y crítica, pero también colocando explícitamente el texto en donde solía estar la imagen.
Entraba de lleno en la tradición del conceptualismo. La cita evidente son los famosos Cuadros escritos, esos desde los cuales, a mediados de los ’60, John Baldessari aconsejaba con ironía y letras de molde qué tipo de temas era mejor pintar, así se vendían más rápido (era mejor pintar bueyes que gallinas, por ejemplo) o uno que a Cesarco seguro le interesa particularmente, aquel en el que Baldessari reproducía y ponía en duda las reflexiones del crítico Clement Greenberg sobre la inmediatez del juicio estético y la defensa del arte como ejercicio visual. A Cesarco no le interesa ocultar sus influencias, sino evidenciarlas. Marcel Broodthaers, otro mojón en la genealogía del conceptualismo, aparece también en varios de sus trabajos. Uno de ellos, a lo Pierre Menard, reproduce los papeles membretados que el belga inventó para su Museo de las Aguilas.
Pero es sin duda en las obras que usan el libro como soporte donde leer y producir obra funcionan como sinónimos. En Dedicatorias, agrupa todas las dedicatorias que aparecen en los libros de su biblioteca. Love Poems es la traducción al inglés de los poemas de Idea Vilariño y, aunque Dante/Calvino no esté en la muestra, podría compartir vitrina perfectamente con los dos anteriores: consiste en tres diferentes traducciones del primer canto de la Divina Comedia, ordenados y encabezados por los títulos de los capítulos de la novela de Calvino Si una noche de invierno un viajero. El trabajo sobre y con la literatura recuerda no sólo las obras de Fabio Kacero, el otro curador de la exhibición, sino también ciertas experiencias de la llamada “literatura conceptual” de Pablo Katchadjian (El aleph engordado, por ejemplo, en donde suma palabras y frases propias al cuento de, sí, otra vez, Borges o El Martín Fierro ordenado alfabéticamente, que, como su nombre lo indica, son los versos del Martín Fierro reorganizados).
La exhibición toma su título de la obra que recibe a la muestra: uno de los índices de Cesarco para libros nunca escritos, en donde anota los capítulos de un tomo que examina el concepto del trabajo, el ocio y el quehacer artístico. Junto con footnote (nota al pie), un ploteado sobre el muro de la galería que, por su ubicación y formato, simula ser la nota al pie a una página en blanco, Why Work? insiste en la equivalencia entre “exhibición” y “libro”, una de las derivaciones de la identidad editar-producir obras. La cita a Borges, a la crítica literaria y a la teoría postestructuralista es explícita en el primero de ellos, el index de 2000, que en una conversación con los curadores se menciona como “el protocolo de lecturas propias del arte neoconceptual”.
Pero hay un lado B, una cuerda romántica en la obra de Cesarco que explica el trabajo artístico como una demanda de amor. “Tal vez suene demasiado ingenuo, pero en el fondo creo que producimos para que alguien nos quiera más”, dice. Y este interés comunicativo se manifiesta en top 20 (this is a soundtrack. You are a movie) (top 20. Esto es una banda sonora, vos sos una película), listados con los temas musicales que escucho durante el año que graba y regala, y que los curadores colocan en una sala enfrentadas a dos fotografías de flores, dos de los bouquets que obsequió a diferentes artistas mujeres en un acto performático para una sola persona, y que enviaba con una nota en la que describía el arreglo floral como una escultura de su autoría.
En mitologías, el video de 7 minutos que se exhibe en el centro de la exposición, Cesarco reproduce el diálogo de una pareja. Analizan el secreto y lo opacidad del lenguaje como posibilidad para la narración en Los adioses, la novela de Onetti. En habitaciones con pilas de libros y una pecera, los dos protagonistas se miran y conversan en un tono íntimo sobre el rol de las cartas que circulan en la novela, para después, en el mismo tono de alejamiento y objetividad crítica, pasar a describir algunas de las cartas que han marcado su historia como pareja.
El traspaso es sutil, pero ocurre. Mientras los actores revuelven el café, los pececitos giran en su pecera y las luces van retrocediendo, se resquebraja la prolija frialdad de la exposición, lo sesudo de los conceptos, la catarata de citas, las operaciones conceptuales explícitas. Como en Fade out, un clima de perdida y silencio se asienta en la película. Aparece casi indiscretamente la historia personal, el recuerdo, la lejanía, el amor, una inflexión ligeramente sentimental que aleja la exhibición de las formas y preocupaciones tautológicas del conceptualismo histórico y la acercan a los tonos nostálgicos de Fade out.
Why Work?
Alejandro Cesarco
En Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo. Avenida de Mayo 1480, 3 izquierda.
Lunes a viernes de 11 a 20. Sábados con cita previa.
Hasta el 5 de agosto.
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