Domingo, 9 de octubre de 2011 | Hoy
VALE DECIR
Una esteticista de Bangkok arrasa entre mujeres orientales que quieren agrandar sus senos, pero le tienen pánico al bisturí y los implantes. Ociosas de quirófano, Khemmikka Na Songkhla, de 44 años, les promete soluciones a cachetazo limpio. Es que su técnica –100 por ciento natural, aprobada por el gobierno tailandés como opción viable y creada por su abuela– consiste en arduas sesiones de ¡bofetadas al busto! “Soy la única que la practica en el mundo”, avisa la mujer que compara su tratamiento con “masajes en los pies”. “Los ancianos no han compartido esta sapiencia demasiado porque, antes, no interesaba el talle de corpiño”, explica la oriental.
Aunque doloroso, el tratamiento ha ganado gran popularidad y su salón Ban Tobnom goza de saludable movimiento. Allí, como primer paso, Khemmikka mide a sus clientas y deja asentado el tamaño original en planilla para luego testear el “antes y el después”. Sobre el éxito de la técnica, habló una satisfecha jovencita con el Bangkok Post: “Vine porque no quiero hacerme una cirugía plástica y he tenido rápidos resultados, saludables para mi cuerpo”. Sanos, excepto por los moretones. De repente, los 263 mil dólares que Songkhla pide para enseñar su conocimiento no parecen tan exorbitantes... ¿O sí?
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