“Pareciera ser que Jesucristo tiene unos cuantos medio hermanos dando vueltas por la Tierra”, avisa el sitio web Dangerous Minds, tras noticiar acerca de un metafísico (¿o patafísico?) estudio recientemente publicado por el British Medical Journal según el cual una de cada 200 jóvenes estadounidenses asegura haber quedado embarazada siendo aún virgen. Tal como suena: de las casi 8 mil mujeres que participaron de una investigación nacional y confidencial de larga data (entre 1995 y 2009), 45 afirmaron haber concebido por obra y gracia del... aire. Ni contacto sexual, penetración vaginal o asistencia médica de cualquier tipo (inseminación artificial, fecundación in vitro) habrían tenido las Marías norteamericanas previamente a estar encintas. Incluso, del total, un tercio dijo haber hecho un voto de castidad hasta el casorio, gesto que —sostienen— mantuvieron. Entonces, ¿hay milagro? O, al menos, ¿hay Pombero? Difícilmente. Acorde con el trabajo, simpáticamente titulado “Like a virgin (mother)”, los resultados se deberían a la falta de comprensión y de educación sexual, la presión social y las convicciones religiosas de las participantes. “Hace unas semanas intentamos verificar si el fenómeno se limita sólo a las mujeres y encontramos también algunos padres vírgenes, algo aún más difícil de comprender”, destacó Amy Herring, docente de la Universidad de Carolina del Norte y responsable (parcial) del estudio. Ergo: la poca formación y conocimiento justificarían un milagro que ni a la partenogénesis (léase, la reproducción de celulares sexuales femeninas no fecundadas, frecuente entre cierto tipo de tiburón, reptil, ave) puede atribuírsele. Una pena: siempre es bienvenido un retoño del Espíritu Santo. En especial si se compadece frente a las necesidades de la época y multiplica unos aires acondicionados.