MúSICA > EL NUEVO DISCO DE MIROSLAV VITOUS
La liga de músicos extraordinarios
Después de ocho años de silencio, el contrabajista Miroslav Vitous acaba de editar Universal Syncopations, un disco que reúne un elenco soñado (John McLaughlin, Jack de Johnette, Chick Corea y Jan Garbarek) y redescubre el tono de las primeras publicaciones del sello ECM: un trabajo sutil sobre las texturas, largas improvisaciones y mucha suntuosidad.
Por Diego Fischerman
El motor del proyecto es un contrabajista nacido en Praga. Tanto el instrumento como el lugar natal marcan una especie de doble marginalidad respecto de lo que podría considerarse el núcleo del jazz. Pero Miroslav Vitous –como Charlie Mingus, Charlie Haden o Dave Holland– está entre los que pudieron trascender el lugar de grandes intérpretes y desde ese instrumento, utilizado originariamente para acompañar y marcarles un pie en tierra a los otros –los protagonistas–, generar una estética nueva. Vitous integró Weather Report, formó un trío célebre con Chick Corea y Roy Haynes y grabó discos visionarios como First Meeting (donde tocaban el pianista Kenny Kirkland –luego célebre como integrante de las bandas de Wynton y Branford Marsalis y de Sting–, John Surman en saxo soprano y clarinete bajo y Jon Christensen en batería). De ese prontuario surgen algunos de los mejores momentos del jazz de los años ‘70. Y ahora, en un disco con un elenco imposible –favores que se devuelven, tal vez–, el contrabajista vuelve a ponerse en primer plano.
Formado como violinista a partir de los seis años, como pianista a partir de los diez y como contrabajista desde los catorce, Vitous estudió en el Conservatorio de Praga mientras formaba un trío de jazz con su hermano Alan en batería y Jan Hammer, un pianista que tendría su momento de gloria en el jazz-rock de la década de 1970, como integrante de la Mahavishnu Orchestra. El primer gran salto lo dio cuando ganó en Viena un concurso internacional cuyo primer premio era una beca para estudiar en la escuela Berklee de Boston. Irse no le fue fácil, aunque menos por la previsible nostalgia que por el dolor de abandonar el equipo olímpico de natación de lo que todavía se llamaba Checoslovaquia. Eligió la música, obviamente, pero estuvo en Berklee apenas un año –del 66 al 67– y se fue a Nueva York, donde rápidamente se relacionó con músicos como Charlie Mariano, Bob Broolmeyer, Stan Getz, Herbie Mann, Miles Davis y Chick Corea, con quien grabó el notable Now He Sings, Now He Sobs (Blue Note, 1968).
En su primer disco, Infinite Search, aparecían John McLaughlin en guitarra y Jack de Johnette en batería. Con ellos, además de Chick Corea en piano y Jan Garbarek en saxo, Vitous acaba de editar, después de ocho años de silencio, Universal Syncopations. La publicación de ECM tiene el tono de los primeros discos del sello: largas improvisaciones, un trabajo sutil sobre las texturas y, sobre todo, un conjunto de músicos que difícilmente podría juntarse en otra parte.
La primera sorpresa es encontrar a Garbarek haciendo algo que no hacía desde hace quince años: tocar jazz. Aquí, el saxofonista que había participado con Vitous en los álbumes Star (en trío junto al baterista Peter Erskine, editado por ECM en 1991) y Atmos (en dúo, publicado por el mismo sello en 1993) abandona sus meditaciones estáticas y el culto al folklore del norte europeo para retornar a sus viejos amores: John Coltrane y el Gato Barbieri. La segunda es el papel de Corea como integrante de un grupo liderado por otro, lo que tampoco sucedía desde hacía mucho. Corea y Garbarek, por otra parte, son los únicos de los involucrados que hasta el momento no habían tocado juntos. Aunque, en realidad, el quinteto sólo toca completo en un tema, el fantástico “Univoyage”. El resto explota diferentes posibilidades de cuartetos, tríos y dúos, en ocasiones aumentados por una pequeña sección de bronces conformada por Wayne Bergeron en trompeta, Valerie Ponomarev en trompeta y flugelhorn e Isaac Smith en trombón.
McLaughlin, que aquí se acerca a un sonido pre-Mahavishnu, en la onda de su disco Extrapolation, toca de manera deslumbrante, con una pureza de timbre y una capacidad explosiva asombrosas. Y De Johnette y Vitous –con sonido suntuoso, afinación precisa y fraseo exquisito, tanto cuando toca pizzicato como cuando usa el arco– están sumamente lejos del papel de personajes secundarios. “La razón por la que hacía ocho años que no grababa es, sobre todo, que estuve dedicado a la confección de una librería de samples sinfónicos”, explica Vitous. “Pero también necesitaba parar de tocar y viajar. Quería cambiar algunas cosas, y la mejor manera de cambiarlas era parar. Hasta que en un momento me surgió la necesidad de hacer un disco sin ninguna presión, exactamente como yo quería hacerlo. Universal Syncopations es el resultado. Aquí hay cosas que yo creo que son nuevas: en ‘Miro Bop’ y ‘Sunflower’, el contrabajo no toca todo el tiempo, funciona a veces como respuesta y en ocasiones como introducción a los otros instrumentos. No hay roles fijos. En este disco no hay solos porque todos son solos. Lo que cada uno toca no tiene que ver con el lucimiento personal sino con la música.”