Domingo, 11 de septiembre de 2005 | Hoy
Entre Ríos se despide de la mejor manera de su formación original.
Por Martin Perez
Nunca fueron un grupo común y corriente. Por un lado, porque siempre fueron renuentes a ser calificados como tales. Después de todo, el proceso de trabajo de Entre Ríos siempre fue algo así como el prototipo ideal de una cadena de montaje para canciones pop electrónicas. Sebastián Carreras componía el tema, generalmente con su guitarra. Luego Gabriel Lucena ponía a punto su chasis electrónico. Y, por último, Isol agregaba su particular voz, que amalgamaba el sonido de un trío atípico también por convertirse casi en silencio en un abanderado de la escena electrónica local sin jamás alcanzar el reconocimiento masivo. Como una caja de música perfecta, Entre Ríos editó dos hermosos EPs (Litoral y Temporal), un álbum (Sal) y un compilado (Completo) antes de cerrar su época independiente. Con la edición del flamante Onda, es ahora un grupo con un tema en una publicidad de cerveza, que acaba de firmar un jugoso contrato con una discográfica local y tiene, además, nueva cantante. Pero por eso mismo es que, casi en el mismo movimiento, Onda –que aún lleva la voz de Isol– es en realidad la despedida de aquel proyecto que era imposible de definir por sus propios protagonistas. Una despedida de lujo, eso sí, en la que logran como trío un álbum mucho más íntimo y al mismo tiempo abierto al mundo, lleno de temas, programaciones y entonaciones que se escuchan como si siguiesen siendo un asunto privado entre ellos y sus fieles oyentes de la primera hora. Así es como Onda es, casi sin querer serlo, un álbum maduro y final. Pero que no deja de invitar a nuevos comienzos.
Entre Ríos
Onda
(Indice)
Mimi Maura homenajea lo mejor del reggae, rocksteady y ska.
Por M.P.
Alguna vez los Redonditos de Ricota acuñaron una frase que los acompañó durante la mayor parte de su carrera, aquella que se refería a la defensa del estado de ánimo. Atribuida a Patricio Rey, bien podría ser asumida como máxima por los Mimimauras, tal como le gusta denominarse al grupo que acompaña a la que desde hace más de un lustro es la reina por excelencia de la escena de reggae local. Porque los shows de Mimi Maura suelen defender, efectivamente, el estado de ánimo de un público que disfruta de la noche, la música y el show. Y eso es lo que hace también este disco secreto, el más reciente de un grupo cuyo último álbum oficial lleva el nombre de Frenesí. Pero si en aquel disco los Mimimauras comenzaban a escaparles a los covers de salón, de cantante con grupo acompañante, que cimentaron gran parte del súbito éxito de Mimi, ese movimiento se completa con 63-68-74, un álbum en que cantante y grupo homenajean a sus ídolos de la mejor época del reggae, el rocksteady y el ska. Disco de fans para fans (ya que sólo se vende en sus shows y a través del site www.mimimaura.com.ar), 63-68-74 recorre ocho oscuros temas que reviven con la voz de Mimi, desde aquel combativo y feminista “Not For Sale” al romántico y celebratorio “Give Me a Ticket”. O ya clásicos en vivo del grupo como “Sinner Man” y “Ba ba boom”. Poco menos que un regalo secreto para sus fans, 63-68-74 ofrece claramente mucho más que su sucinto subtítulo, que reza “Mimi Maura canta reggae, rocksteady y ska”. Pero, a esta altura, con eso está todo dicho.
Mimi Maura
63-68-74
(Canary)
Un nuevo disco del solista emblemático del rock independiente argentino.
Por M.P.
Cuando el periodista Oscar Jalil le reprocha en un reportaje publicado por la revista La Mano que en la tapa de su nuevo disco esté mostrando la espalda (o, más exactamente, la nuca), Francisco Bochatón contesta: “Pero estoy mirando hacia adelante”. Y uno no puede dejar escapar una sonrisa al leer la respuesta. Porque, justamente, algo de eso hay en La tranquilidad después de la paliza, el nuevo álbum de la sinuosa discografía solista del ex líder de los Peligrosos Gorriones. Voz cantante del combo por excelencia del nuevo rock argentino de los ‘90, después de tres discos como grupo, Bochatón se reconvirtió en solista con guitarra y los brazos llenos de canciones, alejándose decididamente del timbre filoso de su ex grupo. Discos como Cazuela o EPs como Píntame los labios se convirtieron en fundamentales para la escena del indie porteño del fin de siglo, pero esa nueva sensibilidad solista y el sonido de los Gorriones recién se dan la mano en este nuevo álbum, en el que a la tormenta de un tema como “Lenguas” le sucede la melancolía de “Las almas”, y todo queda en familia. Reconciliándose con todos sus rostros musicales, La tranquilidad después de la paliza dista de ser un trabajo perfecto y definitivo: está más cerca de ser un nuevo comienzo, o un barajar y dar de nuevo. Paliza primero, después tranquilidad. Como en casi toda la carrera musical de Francisco. Y como en sus mejores canciones. Entre la que hay que incluir, sin ninguna duda, una hermosa canción como “A través de todo”, con coros de Hilda Lizarazu, casi el punto de apoyo de un álbum que no parece necesitarlo.
Francisco Bochatón
La tranquilidad después de la paliza
(Gravita)
Un cantautor con orquesta, pero que pone la canción por delante.
Por M.P.
Después de trajinar todos los escenarios porteños posibles, solo con su guitarra o acompañado por su compinche Manuloop en el cello, Pablo Dacal decidió armar una particular orquesta para su proyecto de Música de Salón, aquel que supo difundir en una serie de deliciosos EPs sumamente artesanales. Acompañado por su –no podía ser de otra manera– Orquesta de Salón, Dacal ha llegado finalmente al disco, recorriendo muchos de aquellos temas ya grabados con una formación que investiga un sonido más allá (o más acá) del rock, el tango o la milonga. Versiones de George Brassens y Leonardo Favio, una relectura de “El cosechero” de Ramón Ayala y un inédito de Discépolo pueblan un repertorio en el que se destacan los temas propios, uno de ellos –el hermoso “Todo o nada”– con versos de Roberto Jacoby, otrora letrista de Virus. Porteño de ley, pero fogueado en el rock rosarino antes de luchar por hacerse un nombre propio en la escena local, Dacal es un cantautor en busca de esa canción que lo explique todo, que señale un norte o que lo justifique todo con sólo estar ahí, sin explicar o señalar nada. Por momentos parece que menos es más en sumúsica, aunque en otros su Orquesta amaga encontrar caminos que se iluminan con sólo transitarlos. Pero cuando las canciones están antes que el sonido es que Dacal se ilumina por sí solo, y su voz sin manierismos acompaña, cuenta y canta, más allá de géneros y estilos. Y por eso es que algunos de estos trece (o quince, sumando los temas extra) pequeños éxitos llegan a ser realmente grandes, más allá de la autoironía o el autobombo.
Pablo Dacal y la Orquesta de Salón
13 grandes éxitos
(Discos de Salón)
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