Domingo, 16 de marzo de 2008 | Hoy
MúSICA > EL DISCO POR EL QUE ROBERT PLANT PLANTó A LED ZEPPELIN
Todo el mundo estaba esperando el regreso de Led Zeppelin, cuando Robert Plant hizo lo que mejor sabe hacer: lo que quiere. Y eso fue grabar un disco con producción del enorme T Bone Burnett y en compañía de una de las más importantes voces del country contemporáneo, Alison Krauss. Se llama Raising Sand y es sin lugar a dudas uno de los discos del año, con un puñado de versiones de temas clásicos y contemporáneos que reinventan el country y lo transforman en una música sin tiempo.
Por Martín Pérez
Allí está ella, formando parte junto a Gillian Welch y Emmylou Harris, del coro de sirenas de río que seducen a ese particular Ulises sureño que encarnó George Clooney para ¿Dónde estás, hermano?, la película que los hermanos Coen rodaron ocho años antes de su flamante Oscar. Así es como la mayoría del público conoció a Alison Krauss, pero para Robert Plant todo fue muy diferente.
“La primera vez que escuché su voz, estaba conduciendo mi auto de noche por las carreteras de Gales, intentando volver sano y salvo a mi hogar después del pub, haciendo todo lo posible para no salirme del camino y terminar en una zanja”, recordó para la revista The Word, durante una serie de divertidas entrevistas que el dúo realizó ante la prensa británica a fines del año pasado. En esas circunstancias, cuando la voz de Alison apareció en la radio “fue como un sueño o una fiebre”, agregó Plant. Y precisó que tal vez le pareció un tanto demasiado precisa para su gusto, pero no dejó de preguntarse cómo podría llegar a sonar en otro contexto. Aunque todo quedó en eso, en otro viaje del pub a casa. Hasta que le mencionó su nombre al periodista norteamericano Bill Flanagan. Amigo de ambos, a Flanagan –editor de la revista Musician durante una década, autor del libro U2 at the End of the World (1995) y periodista del canal de cable VH1– le pareció que sería una buena idea reunirlos, así que llegó a llamar una vez por mes a su amigo Robert para que llamase a Alison al menos para decirle hola. Otra vez, todo quedó ahí. Pero entonces Plant fue invitado a homenajear al legendario blusero Leadbelly en un show para el Salón de la Fama del Rock’n’Roll de 2004, y el esperado momento llegó.
“Lo que pasó es que pensé: ¿cómo puedo tomar lo que sé de Leadbelly desde que tengo 14 años, y hacerlo relevante e interesante, en vez de subir y tocar otra vez ‘Gallows Pole’? Ahí es cuando decidí invitar a Alison a cantar conmigo.” Aquella vez, Plant y Krauss cantaron cuatro temas juntos, y el resultado fue tan satisfactorio para ambos que su relación terminó desembocando, con el productor T Bone Burnett de por medio –el responsable, dicho sea de paso, de la banda de sonido de la película ¿Dónde estás, hermano?–, en el formidable Raising Sand, un disco que grabaron a dúo el año pasado, y que es la sensación musical del momento. Aunque más no sea por el hecho de que Plant ha decidido este año salir de gira con Alison, T Bone y demás a presentar el disco, demorando otra vez la máquina de recaudar millones que sería una hipotética gira de regreso de Led Zeppelin.
“Cuando Robert estaba ensayando para aquel Salón de la Fama, estaba con un amigo y recuerdo que le dije: ‘Esto es de verdad, es una de esas personas que está transitando un camino que nunca vuelve al mismo lugar’”, confiesa Krauss, que acusa 36 años, pero con –nada menos que– 20 premios Grammy en su haber. Alison asegura que mientras fue creciendo se enteraba de las idas y vueltas estilísticas de Plant después de Zeppelin con cada una de sus sucesivas apariciones en MTV. “Cada vez que lo veía estaba en algo distinto. Era sorprendente.” Pero si Plant tuvo su Epifanía Krauss de una manera bastante inusual y bien personal, la cantante se enteró de su existencia como muchas chicas de su edad. “La primera vez que oí hablar de él fue por mi hermano, que se encerraba en su cuarto a escuchar a todo volumen canciones como ‘Whole Lotta Love’, y lo escuchaba gritar detrás de la puerta: ¡Esto es incrrrreíbleeeee!”
Arbitro y co-conspirador. Ese fue el rol que tanto Plant como Krauss imaginaron para el tercer responsable del proyecto: el productor T Bone Burnett. Nacido como Joseph Henry Burnett en St. Louis, Missouri, y criado Forth Worth, Texas, T Bone graba discos desde 1965, tanto en el rol de músico como de productor. Si bien su foja de servicios incluye haber participado de la Rolling Thunder Revue al servicio de Bob Dylan en 1975, es más conocido como productor de Elvis Costello, K.D. Lang, Tony Bennett y Roy Orbison, entre otros, y en el último tiempo también como responsable de bandas de sonido que ponen a la música en primer plano, un poco a la manera de lo que supo hacer Ry Cooder antes de él: poner sus particulares intereses, que siempre estuvieron un tanto al margen de la industria musical, al servicio del dinero de Hollywood, que sabe qué hacer con ellos. “Me pagan por escuchar y producir la música que me gusta, ¿qué más puedo pedir?”, suele decir.
Luego de que Plant y Krauss se preguntasen más de una vez, el uno al otro, qué temas querían hacer, y no encontrasen respuesta, la cantante fue la que propuso convocar a Burnett. “T Bone me recordó cómo la música funcionaba durante los años ‘60”, le explicó Plant a la periodista Sylvie Simmons de la revista Mojo. “A las personas como él, nosotros las llamábamos cabezas. Era gente que podía hacer más de dos o tres observaciones sobre una canción, con un conocimiento histórico burbujeando por debajo de todo. Encontrar a alguien así en la actualidad fue algo muy refrescante.” Lo primero que hizo Burnett al sumarse al proyecto fue tomarse su tiempo para seleccionar una serie de canciones que propuso al dúo. “Cuando ya nos estábamos preguntando qué estaba haciendo, recibimos un paquete con las canciones y una serie de detalladas razones por las cuales cada canción podía funcionar”, cuenta Alison. Y agrega Plant: “Era como una tesis universitaria por cada canción, explicando por qué era importante como pieza musical. Nunca tuve un productor así, alguien que te pide que pienses las cosas de esa manera”.
Lo siguiente que hizo Burnett fue manejar hasta Nashville con un camión lleno de equipos analógicos. Muchos de ellos comprados en Lituania y puestos al día, con los que puede obsesionarse con un sonido hasta lograr lo que quiere en el momento, sin dejar nada para después. “Lo primero que grabamos fue ‘Polly Come Home’, de Gene Clark”, recordó Plant en una entrevista televisiva. “Y me di cuenta de que estaba en medio de desconocidos. Salvo Alison, aún no conocía a Burnett, ni a su equipo, ni a los músicos. T Bone me pidió que cantase de cierta manera, y me hizo transpirar. ¿Quién es este tipo?, pensé. ¿No sabe quién soy? Pero canté como él me pedía, que era en un tono bastante bajo. Y descubrí a un nuevo Robert. Ese primer día me hizo hacer algo que no sabía que podía hacer, y fue un descubrimiento realmente liberador. ¡Saber que podía sacarme el traje de piel de serpiente y abotonarme la camisa!” Según confiesa el propio Burnett, lo primero que intentó hacer, tanto con Plant como con Alison, fue sacarlos de su zona de confort. Incomodarlos un poco, digamos. “Le gusta lo que sale naturalmente en situaciones antinaturales”, explica Plant. Lo que tal vez sea el secreto detrás de un disco que resulta tan natural, saliendo de una dupla tan antinatural como la que hace el ex Zeppelin con la voz más angelical del country.
Si hay algo que Plant y Krauss tuvieron en claro desde que empezaron a pensar en un disco juntos, fue que no debería ser de duetos. “Hubiese sido un error haber descansado sólo en los aspectos emocionales y emotivos de nuestras voces, sólo para intentar demostrar algo. Por eso las armonías”, apunta el cantante. “Además, yo quería rockear en algún momento. Y Alison mencionó que le gustaba que una voz dejase de sonar un segundo antes que la otra, haciendo que ese momento hermoso de dos voces viajando juntas deviniese en un instante de fragilidad al quedar sola. Algo que puede sonar muy idiosincrásico e incluso anal. Pero que yo sabía a lo que se refería, y me descubrí pensando lo mismo.” Para poder cantar armonías, Plant confiesa que antes tuvo que aprender. “Me sentía como un bebé en manos de Alison y Burnett, porque tuve que aprender muchas cosas de cero y debieron llevarme de la mano. Pero eso es lo más excitante en este viaje: aprender trucos nuevos.”
Otra cosa que Alison tuvo claro desde el comienzo era que debían ir más allá de la tradicional canción country, hacia ese lugar donde la luz se encuentra con la oscuridad. “Necesitaba ser un disco oscuro, con letras pesadas”, le explicó al periodista Richard Cromelin, del diario Los Angeles Times. “Porque la voz de Robert transmite mucha vida y experiencia, hay mucho misterio en ella. Y cuando se junta con la mía, eso genera alguna clase de historia. No la inventa sino que crea mucho asombro y también cierta tristeza. Esa es la emoción que siento cuando cantamos juntos.” El mejor ejemplo de eso tal vez sea el tema “Please Read the Letter”, firmado por Page y Plant, incluido originalmente en el disco Walking into Clarksdale, que los ex Zeppelin grabaron en 1998. “Lo quise grabar otra vez para poderlo hacer como siempre imaginé que debía hacerse, como cuando el grupo Fairport Convention en el disco Liege and Leaf (1969) suena a mitad de camino entre psicodelia y folk inglés. Lo que logramos con ‘Please Read the Letter’ creo que sirve como muestra de lo que hicimos en el resto del disco.”
Además de “Please...”, Plant eligió otros cuatro temas de un repertorio de trece. “Son los más rockeros del disco”, apunta. El resto sale del arcón de propuestas de T Bone, y hay clásicos sin época, pero también opciones algo más contemporáneas. Por ahí están las canciones de Gene Clark, de The Byrds, así como algo de los Everly Brothers y Townes van Zandt. Pero no falta una canción de Sam Phillips –la mujer de T Bone– u otra de Tom Waits y Kathleen Brennan: “Trampled Rose”. “Había un tema de P.J. Harvey también, pero a Alison no le gustó cómo había quedado su voz”, reveló Plant. Pero la verdadera gloria de un disco como Raising Sand es que suena realmente homogéneo en su deliciosa heterogeneidad. Hay un sonido propio que atraviesa cada uno de los temas de un disco deliciosamente oscuro, mágico y musical, mientras las voces de sus dos intérpretes se mezclan todo el tiempo. Plant y Krauss no juegan a la bella y la bestia, como esos dúos cool post-Gainsbourg o Lee Hazlewood. Lo suyo es otra cosa. “Lo mejor es cuando uno no sabe quién canta qué parte”, desliza T Bone Burnett, revelando parte del secreto. “En gran parte de la música rock cada músico defiende su propio lugar y toca lo más fuerte que puede”, explica Plant. “Esta es una banda que toca lo más despacio que puede, y nos escuchamos realmente entre nosotros.”
A fines del año pasado, cuando todo el mundo del rock sólo quería hablar de la reunión de Led Zeppelin, Robert Plant se dedicó a dar entrevistas junto a Alison Krauss, acompañando la edición de Raising Sand. Mientras Jimmy Page y John Paul Jones hablaban de Mothership, y todas las calculadoras del mundo del espectáculo no alcanzaban para imaginar el dinero que podría recaudar una gira de Led Zeppelin en un negocio musical plagado de grupos reuniéndose para conseguir el dinero que hace a ese mundo girar, Plant decía cosas como que lo excitaba más la idea de salir de gira con Alison y componer nuevas canciones en el camino, que la de volver a tocar con su viejo grupo. “Hace 41 años que hice mi primer disco”, recordaba. Y ante una pregunta directa sobre su opinión por el regreso de Led Zeppelin, era Krauss la que salía en su ayuda. “Voy a responder por él: se siente muy complacido al ver a todo el mundo tan feliz por el hecho de que vuelvan a tocar juntos, está emocionado por la razón por la que lo hacen, y no puede esperar a celebrar el suceso que tuvo Led Zeppelin y la marca que dejaron en la historia.”
La novedad es que, luego del exitoso show en honor a la memoria de Ahmet Ertegun, en vez de salir Led Zeppelin a anunciar su gira, es Plant quien anuncia que a partir del mes próximo girará por los Estados Unidos junto a Alison Krauss, con una banda que incluirá a T Bone Burnett y a Marc Ribot, entre otros. Y lo que van a salir a tocar son las canciones de Raising Sand, ese disco que hace de la música un lugar oscuro y con algo de verdad. Y que descubre un lugar sin tiempo, pero al mismo tiempo poderosamente contemporáneo. Como dijo Plant cuando le preguntaron qué pensaba al verse en la flamante reedición en DVD de La canción es la misma: “Uno podría decir que así es cómo se vestía la gente entonces, pero en realidad no era así. Es como lo hacíamos nosotros. Y nos gustaba. Y luego eso se transfirió a los New York Dolls y todo lo que vino después. Pero la historia es historia, y no se qué sentido tiene hacer las cosas al 60 o 70 por ciento. Si vas a hacer algo, lo tenés que hacer al ciento por ciento. Así lo hicimos entonces”.
Y así lo hace ahora, qué duda cabe.
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