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Domingo, 2 de enero de 2011

A comer dulce

 Por Daniela Pasik

Cupcakes soñados

Muma’s: A todo color.

Hasta hace un par de años, por estos pagos muy pocos sabían qué era un cupcake, pero hoy las tortitas individuales coronadas por decoraciones comestibles entre coquetas y kitsch son la moda de la pastelería porteña y aparecen por toda la ciudad. En los últimos dos años surgieron como hongos después de una lluvia más de 25 locales y páginas web ofreciendo la nueva delicatessen (base de bizcochuelo húmedo y relleno del tamaño de una taza, decorado creativamente a todo color).

Una de las primeras en hacer y vender estas mini bombas calóricas fue Silvia Piedrabuena, que vivió en Estados Unidos el furor del cupcake y vio en Buenos Aires la oportunidad de abrir camino, ser la punta de lanza de una nueva tendencia. Entonces se asoció con Nora Kralj y en septiembre de 2009 inauguraron su primer local, Muma’s, que el verano pasado llegó a tener sucursal en La Barra, Punta del Este.

Una de las vidrieras más oníricas y coloridas de la pastelería porteña tienta a los paseantes desde abajo de un toldo lila y por entre 10 y 13 pesos la unidad es posible llevarse un cupcake para degustar por el camino. Y si el plan es disfrutar un momento, mejor aún es sentarse en el lugar que une, pastelera y estéticamente, Buenos Aires con Nueva York. Enclavado en el corazón de Palermo Soho con toda la onda Greenwich Village, en Muma’s todo es coqueto. Adentro hay banquetas sobre una barra y en verano ofrecen mesas en la vereda.

Como laboriosas duendecillas, las chefs pasteleras tienen, entre clásicos y novedades, 20 sabores que contemplan, como bonus saludable, opciones para diabéticos y celíacos. Ideal para el verano: el Key Lime Pie. Si el calor lo permite, vale la pena aventurarse con un marquise de chocolate. Y para los que están a dieta inquebrantable, sepan: hay de bajas calorías (con yogur y frutas) y también salados (de humita, calabaza o espinaca). No se priven.

Muma’s queda en Malabia 1680 y abre todos los días a las 10 de la mañana, los domingos y feriados a las 11 y cierra a las 8 de la noche.


Culto y adoración a los macarons

En el Nombre del Postre: Restó de cosas dulces.

Hay picadas, desayunos, meriendas y tragos. Todo es dulce. Es como una tienda soñada por Homero Simpson: un restaurante elegante con una carta en la que cada cosa es una golosina. No es barato. Pero es como el paraíso de la glucosa. Bajo las órdenes de la chef Florencia Borgnino, En el Nombre del Postre ofrece, entre miles de maravillas que hacen agua la boca, la gema que los distingue hasta hacer de la propuesta algo no sólo único, sino de culto: macarons. Oh.

Decir que los macarons son una suerte de galletita sin harina hecha a base de claras, azúcar y polvo de almendras no alcanza para describir la delicia. Pero supongamos que usted puede imaginar ese sabor similar a una cruza entre el amaretti y el merengue. Bien. Ahora intente visualizar eso como el “pan” de un sandwich de alguna sorpresa deliciosa. Por ejemplo ganaches, o mermeladas indescriptibles, o mousses aterciopeladas.

En este dulce restó, los sabores de los macarons van rotando y cada nueva propuesta supera la anterior. Son muy difíciles de hacer y son tan deliciosos como sofisticados. La docena está entre los 60 y 70 pesos. El hit del verano: los rellenos de helado. Se pueden pedir para llevar, llamar al delivery o comer en el local.

Además, En el Nombre del Postre tiene combos de desayuno y merienda con todo tipo de espressos, tés de hierbas, malteadas, frapucchinos, jugos, gaseosas y licuados acompañados por budines, tostados, muffins y una amplia variedad de pastelería. Y aunque no se almuerza ni se cena, hay tablas.

Todo sigue siendo en el nombre del postre, al que ellos mismos consideran un pecado que hay que difundir, pero se pueden pedir picadas con variedades de quesos, pochoclos con pimienta de Jamaica, chips de batata, escabeche de pimientos rojos, tostados de brie y chutney de uvas y pera. Para matar un poco tanta azúcar, lo ideal es maridar con algún vino tinto o, si el calor gana, un sorprendente trago dulce. Empalagados, pero felices.

En el Nombre del Postre queda en Soler 5547 y abre los martes y miércoles de 10 de la mañana a 10 de la noche y de jueves a sábado hasta la medianoche. Delivery: 4776-5253.


Pain au chocolat, ohlalá

Farinelli: Pequeño paraíso cool.

Una tarea difícil: conseguir en Buenos Aires un buen pain au chocolat. Son pocos los lugares que saben hacer, como en Francia, el hojaldrado ideal, ni muy crujiente ni demasiado pastoso, enrollando elegantemente chispas de chocolate sutilmente derretidas. Dulce y salado en su punto justo.

El local de Marina Bissone, Farinelli, hace —entre otras delicias— un pain au chocolat impecable, mérito de la pastelera Cintia Almada. El local es pequeño pero bonito, con un estilo casual, aunque elegante. El cliente puede ir a comprar para llevar, pedir delivery, quedarse en una de las siete mesas internas o, si hay suerte, capturar la única de la vereda. Y nada de charlas confidenciales, porque todo está muy cerca.

Para la hora del té o el desayuno, hay una amplia oferta de masas y tortas. Los scones con té superan cualquier expectativa y también, más veraniegas, están la excelente tarta de limón y frutos rojos o el intenso cheese cake de maracuyá. Todo se acompaña con café con leche en taza grande o licuados. Blanco y rojo, prolijo, minimalista, el local tiene productos ricos y frescos, siempre del día.

No hacen falta camareros porque todo está a mano y a la vista. El sistema es pedir y alguien te alcanza tu delicia. En el mostrador está la producción pastelera: muffins, mini carrot cakes, cookies de avena, tarteletas de limón, todo tipo de facturas y, por supuesto, uno de los más ricos pain au chocolat de la ciudad.

También se puede comer un tentempié y, aunque todo deja con ganas de más, los precios son bastante razonables. Por entre 15 y 20 pesos hay tartas individuales, ensaladas, gazpacho y sandwiches de verduras, salmón ahumado o milanesa. Y a la hora del almuerzo, una carta pensada por la chef Pamela Villar y llevada adelante por María José Moretti ofrece, según la temporada, platos sabrosos, simples y variados. Bon appétit.

Farinelli queda en Bulnes 2707 y abre de lunes a sábado de 8 de la mañana a 8 de la noche.


Pastelería variada

Mark’s Deli & Coffee House: Cookies, brownies, muffins y budines.

Hay un árbol frondoso que cubre un pequeño pero ameno patio y les da sombra a unas mesas privilegiadas. Para hacerse con una de ellas hay que llegar bien temprano: durante la temporada estival son el fetiche de Mark’s, un local en donde todo es sencillo, pero llamativo. Una simpleza que implica elegancia.

El desayuno y la merienda son los high lights. Hay cookies de todos los sabores posibles, brownies de humedad y crocancia perfectas, muffins esponjosos, budines caseros y tostadas con mermelada para acompañar el café, té, licuado o limonada. Pero si llega el mediodía nadie se queda con hambre. El local también ofrece sandwiches gourmet y todo tipo de ensaladas, enormes, como para compartir.

Con una impronta neoyorquina, en Mark’s uno piensa que podrían aparecer en cualquier momento los protagonistas de Friends. Hay sillas y sillones eclécticos, como parecidos a los de la casa de una abuela y muchas de las clientas se parecen un poco a Monica y Rachel. Cada detalle es importante en esta casa de la esquina repleta de pastelería: hay wifi, la música es amena, no suena fuerte y las mesas están espaciadas. El local de Marcos Mantecón es ideal tanto para ir a hacer sociales como para pasar una tarde concentrada de trabajo.

Entre las variedades de café, se podría destacar el moka o caramel, pero un día de calor, la limonada es tan rica que cabe declararla casi obligatoria. El cuadrado de manzana es deliciosamente liviano y hay tés de varios tipos. Un pajarito canta desde algún lugar el árbol. El diario está en la mesa de al lado. Huele a delicias cocinándose. Es verano. En medio de la zona de negocios de moda y diseño, para hacer una pausa a tanto fashion, Mark’s es el oasis adecuado.

Mark’s Deli & Coffee House queda en El Salvador 4701 y abre de lunes a sábado a las 8.30 de la mañana y los domingos y feriados a las 10.30. Cierra a las 10 de la noche.

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