La indecencia es salud, por Miguel Russo
“No hay dudas que este alemán nacionalizado norteamericano se las trajo. Confundió a todos: último beatnik o primer punk, golpeador por televisión o romántico empedernido, egocéntrico absoluto o tímido hasta el paroxismo. Blanco o negro, en realidad. Bueno o malo. Payasadas. Todos podían decir alguna payasada de Bukowski. Borracho que escribe (como si importara la mezcla de alcohol y tinta), fascista, misógino, incoherente, repetitivo. Por suerte están los libros, los poemas, las narraciones. Por suerte están las generaciones de escritores que pelean todavía por sacarse de encima tan molesta herencia. Por suerte, Bukowski está ahí, diez años después, sonriendo socarrón a la literatura el viejo. Más indecente que nunca.”