Domingo, 8 de octubre de 2006 | Hoy
Qué dicen los presidentes en las entrevistas
“Antes de grabarlo a Menem nos dieron la recomendación de que cuando nos dirigiéramos a él le dijéramos ‘Presidente’, que si le decíamos Carlos o Doctor ni te registra, no se da vuelta. De ahí surge un poco el título de Yo presidente.”
Cohn
Obediencia debida: En cuanto a las cosas peores que me tocaron llevar adelante, la que prevalece es mi actitud frente a los derechos humanos en el momento en que debía evitar que la democracia se quebrara y redacté entonces la Ley de Obediencia Debida, de la que estoy muy orgulloso sin embargo porque vivimos hoy en democracia en buena medida gracias a ella. Pero fue muy doloroso para mí enviarla.
Los saqueos: En el momento en que yo dije que entregaba el poder antes se frenaron los saqueos automáticamente. Evidentemente se estaba poniendo en peligro el ejercicio de la democracia. Y en ese momento el presidente electo Menem estaba jugando al aprendiz de brujo y había unidades básicas que se plegaban, andaban con talkie-talkie (sic) en los distintos supermercados con él. Ahora, en cuanto a los muertos de ninguna manera fui yo el responsable.
¿Y quién fue?
–No sé...
Los escraches: Eran tiempos del corralito y la gente venía a agraviar. Yo me bajé del auto para preguntarle qué querían, dispuesto a conversar. Pero luego me empezaron a pegar –muy bien se portaron, porque me podrían haber matado; me pegaron un poco en los tobillos y un poco en las costillas, pero suave, y yo empecé a repartir también alguna trompadita–. Por ahí casi le pego a una mujer: “¡Pero sos mujer!”, le dije.
Su fama de mujeriego: “Eso habría que preguntarles a las mujeres. Tengo una presencia más o menos interesante, nada más”.
Los adversarios: “Yo les diría a todos lo que no me quieren, que yo los quiero, simplemente. Para mí es el amor”.
La corrupción: “A los que dicen que el gobierno nuestro fue uno de los más corruptos yo les digo que son unos idiotas que no tienen en cuenta la realidad”.
Lo peor: “El tema de los atentados terroristas por supuesto. Me causó mucha pena, lagrimeé, llegué a lagrimear. Pero bueno, las cosas se pretenden superar después que ocurren, y lo hicimos, indemnizando a los familiares de las víctimas y colaborando en la reconstrucción del edificio de la AMIA”.
¿No se considera responsable de 85 muertos?
–¿Por qué? ¿Le pesan a Bush los muertos de las Torres Gemelas, o del Pentágono, o todos los atentados que hay en Israel y en todas partes del mundo? Pregúntele a Sharon en Israel si le pesan.
Charly & Charly: “Charly una vez se tiró de un séptimo piso. Pero antes, en otro viaje, se había peleado con una mujer, qué sé yo. Yo estaba aquí en Anillaco y me llama Charly al celular: ‘Presi, me tienen sitiado’. ‘¿Cómo que te tienen sitiado?’. ‘Vino la policía porque tuve una discusión con una loca aquí, y no me dejan salir. Es una persecución y yo no me voy a entregar. Si no me dice usted que me entregue, no me entrego’. Yo llamé al jefe de la policía de Mendoza, yo ya no era presidente ni nada. Y le dije que sí, que se iba a entregar, pero le pedí que no lo vayan a detener. Entonces me habla Charly: ‘Me voy a entregar porque me lo pide usted. ¿Y si me detienen?’. ‘No te van a detener Charly. Andá, declará y te van a dejar’. Y efectivamente, le levantaron el sitio”.
Kirchner: “Este es uno de los gobiernos más corruptos de la historia argentina”.
Autorretrato: “Soy Fernando de la Rúa. ¿Por qué no he hablado todo este tiempo? Porque no tengo medios ni recursos para enfrentar los medios ni las campañas dirigidas por estos últimos gobiernos que han puesto enormes cantidades de fondos del presupuesto para influir sobre la prensa. Cien millones de pesos más del presupuesto de la SIDE desde el 2002 no es poco dinero cuando se quiere manejar la prensa. Hay temas prohibidos. Acá no se puede hablar ni del Bapro, ni de Avellaneda y Kosteki y Santillán, ni de los fondos de Santa Cruz. Hay temas que no se tocan”.
La renuncia: “¿Cuál fue mi actuación? Fue un gesto de renunciamiento, no es que yo por mí quisiera irme. Tenía toda la fuerza atrás si hubiera querido emplearla, hasta las Fuerzas Armadas. Duhalde era el beneficiario, aunque después se le aparece el Adolfo. Ruckauf era el gerente... El justicialismo no aguanta estar fuera del gobierno”.
La huida: “Me hablaron de la huida. Aníbal Ibarra se fue conmigo en una ambulancia. Alfonsín tuvo que entregar el gobierno seis meses antes. Duhalde se fue antes por lo de Avellaneda y las muertes de Kosteki y Santillán. De qué hablamos entonces. ¿De qué huida se habla? Yo no me escapé”.
El sucesor: “A Rodríguez Saá lo elegí yo”.
Los argentinos: “El argentino ante una dictadura que costó treinta mil desaparecidos no reaccionó como ante al corralito. Solamente le comento que tuve que firmar treinta y dos decretos relacionados básicamente con la seguridad”.
Presidente por un día: “Yo tuve miedo. Eso es humano. ¿Cómo no iba a tener miedo? Estaba en el abismo. Yo no quería ser presidente de la Nación, me llevaron ahí, no tenía alternativa. Nadie quería agarrar el país”.
La carrera: “Soy el único presidente argentino que hizo toda la escala institucional: empecé como concejal, luego fui intendente, luego fui legislador, vicepresidente, gobernador, y me tocó después lo que ustedes saben”.
Que se vayan todos: “Hablé con todos los partidos. Asumí la responsabilidad con la convicción de que tenía un 10 por ciento de posibilidades de sobrellevar la situación. Es la respuesta a la pregunta de mi esposa: ¿qué posibilidades tenemos de salir? Y, 10 por ciento. Me acuerdo del secretario de Bush, que decía que no le gustaría estar en mis zapatos cuando asumimos, y de Sharon, que quería sacar a los judíos del país. El Papa, Fidel Castro... Parecía que se terminaba el sistema democrático. La gente que gritaba con toda razón en la calle ‘Que se vayan todos’... Y al final, me terminé yendo yo”.
Kosteki y Santillán: “Un golpe muy grande, muy muy grande, fue el asesinato a mansalva de Kosteki y Santillán. Estos chicos con sus palos y con sus fierros estuvieron peleándose cuerpo a cuerpo con la policía. Y evidentemente después se manejaron (los policías) con un criterio de impunidad tremenda cuando lo que hubiese correspondido, como en otros países, es que los hubiesen agarrado si quieren de los pelos, una patada y adentro”.
Menem: Es el hombre que se entregó.
De la Rúa: Un inútil. Cuando la gente se manifestó pacíficamente, con niños en brazos, él no podía declarar el estado de sitio. Eso fue lo que desencadenó realmente su salida. Las treinta muertes acaecidas por su impericia. Esa noche, cuando declaró el estado de sitio yo intenté hablar con él, y hablé con funciones suyas para decirle que tuviera cuidado, que era un disparate lo que se estaba haciendo; era evidente que eso no se podía hacer.
Alfonsín: Me parece que va a pasar a la historia como un hombre honesto al que le tocó un período difícil en la historia argentina.
Rodríguez Saá: Fue un muy buen gobernador, pero le pasó como a esos jugadores de fútbol, que son muy buenos en reserva, pero el día que los ponen en Primera...
Kirchner: El mayor mérito de este presidente es haber mantenido el equipo económico que sacó a la Argentina de la crisis, y además se quedó prácticamente con el 80 por ciento del equipo que yo tenía, dándole continuidad a una política de gobierno, lo que demuestra inteligencia política.
Duhalde: Su servidor.
“Entre una escena y otra, él habló todo el tiempo de la derecha; yo no sé qué le dije –creo que estábamos hablando de cuando Menem sacó el servicio militar– y él me dijo: ‘Pero ¿sabés qué, querido?, entre nosotros, los cambios de verdad los hace la derecha lamentablemente’.”
Duprat
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