Domingo, 17 de enero de 2010 | Hoy
Por Jamshed Bharucha
La sincronización de los pensamientos y el comportamiento promueve la cohesión grupal, para mejor o para peor. La gente adora compartir experiencias y emociones. Nos alimentamos unos a otros. La sincronización crea una sensación de actuar colectivo. Nunca antes en la historia los seres humanos han sido capaces de vincularse como lo hacemos ahora a esta escala. Somos seres sociales e Internet es la herramienta social más poderosa con la que los cerebros humanos han trabajado.
La gente quiere sentirse parte de un grupo o de muchos. La identidad grupal es el pegamento que nos mantiene unidos. La afiliación a un grupo nos afirma, nos motiva.
A través de la red, personas con los mismos intereses y problemas pueden encontrarse, creando nuevos grupos con nuevas identidades. Pero como ocurre con cualquier tecnología, Internet puede usarse constructiva o destructivamente. De cualquier manera la fuerza aglutinadora de Internet no sólo ha cambiado la manera en que pensamos sobre nosotros mismos y sobre el mundo; ha permitido posiblemente el surgimiento de una forma inesperada de cognición: una que ocurre cuando las mentes individuales se sincronizan.
Jamshed Bharucha es psicólogo cognitivo.
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