CUANDO STEPHEN KING CONOCIó A LOS AUTORES DE LOST
Hace tres años, los autores de Lost se encontraron con uno de sus ídolos, Stephen King –para la revista Entertainment Weekly–, y charlaron con él sobre cómo tratar de conjugar negocio con creatividad, cómo violar las convenciones televisivas a espaldas de la cadena ABC, y cómo resignarse a aceptar la inevitable decepción de los espectadores. Además, King arriesga un posible final.
› Por Jeff Jensen
En agosto de 2006, durante la presentación de su libro La historia de Lisey, Stephen King fue acosado por el pedido de autógrafos de tres de sus mayores fanáticos: los principales responsables de Lost, Carlton Cuse, Damon Lindelof y J. J. Abrams. Para sorpresa de aquellos, King confesó que la admiración era mutua: “Yo regalo dvd de Lost a todo el mundo”, les dijo; “ustedes podrían comprarse Cadillacs con las regalías que obtienen gracias a mí”. Poco después del encuentro, una revista volvió a reunir a estos cuatro personajes para lo que consistió básicamente en una entrevista de King a los autores de la serie.
Stephen King: –¿Cuánto sabían sobre el argumento cuando empezaron?
Abrams: –No teníamos demasiado tiempo para saber nada, porque comenzó de la manera en que va a terminar, que es...
Damon Lindelof: –En el caos. (Risas.)
Abrams: –Bueno, no –como comercio. La cadena de televisión nos dijo: “Queremos un programa acerca de gente que sobrevive a un accidente de avión, y queremos el producto final en doce semanas”. Damon y yo, que no nos habíamos visto nunca hasta que la ABC nos reunió, comenzamos a escribir un boceto. A los cinco días, ya teníamos algo. Le dieron luz verde y empezamos a escribir escenas sólo para poder hacer el casting. Entrevistamos actores. Escribimos personajes basados en los actores, y avanzamos desde ahí. Durante el período de preproducción, producción y posproductión, elaboramos una biblia de la serie. Algunas ideas terminaron cayendo o sencillamente no ocurrieron; otras sí. Pero en su mayor parte fue un salto de fe. Fue empezar algo que tenía muchas ideas grandes, y creer en un final.
King: –Esa es la manera en que yo trabajo. Simplemente empiezo a escribir una historia. No tiene ningún sentido para mí.
Abrams: –Me alegra mucho escucharte decir eso. Para mí el salto de fe es la esencia del programa. Simplemente abrazar la naturaleza absurda y exagerada de la historia. Porque cuando ese tipo de historia se cuenta con respeto por los personajes, la historia y el público, uno se mete en ella.
Carlton Cuse: –Para nosotros, Apocalipsis (The Stand) ha sido un modelo. Lost trata acerca de un grupo de personas perdidas en una isla. Es emocionante, pero bastante pequeño como premisa. Sin embargo, lo que te sostiene son los personajes. En Apocalipsis, quedé completamente atrapado por cada uno de los personajes –cómo llegan a estar juntos, cuáles son sus historias individuales, cómo enfrentan la premisa–. Fue un gran modelo para Lost.
Lindelof: –En nuestra primera reunión con J. J. para Lost, hablamos de Apocalipsis, y ese libro siguió sugiriéndonos ideas durante todo el proceso. El personaje de Charlie siempre fue pensado como un rockero drogadicto, pero cuando Dominic Monaghan vino a la audición empezamos a decirnos, ¿y qué tal si fuera un cantante de un solo éxito? Y yo dije: ¡como el tipo de Apocalipsis! El cantante con una sola canción.
King: –Sí: “Baby, Can You Dig Your Man?”.
Lindelof: –Todo su personaje quedó construido alrededor de eso. En Apocalipsis están todos los arquetipos y nosotros nos abrazamos al mismo esquema. El tipo fuerte, el callado, el heroico. El nerd. El tecnológico. La chica embarazada. Todos personajes que también existen en Apocalipsis.
King: –Bueno, Lost ha hecho un gran trabajo al desarrollar estos personajes; como si abrieran un abanico de naipes con todas estas caras en ellos. La gente ha llegado a conocer y disfrutar de estos personajes de una manera en que sólo la televisión lo permite. Ahora, si uno empieza a achicar la baraja, matándolos, tiene la oportunidad de hacer algo que probablemente nunca antes se ha hecho en televisión: atrapar al público y escurrirlo como a un trapo. Tal vez soy un sádico, pero creo que eso es parte de la experiencia dramática. A las cadenas de televisión no les gusta. Quieren que esos personajes estén ahí para siempre.
Cuse: –Pero el programa ya ha violado muchas de las convenciones de la televisión.
Lindelof: –Tuvimos que hacerlo. Las opciones narrativas (el abanico de personajes, los flashbacks, el misterio) fueron una evolución del “¡Maldición, tenemos que hacer esto veinticuatro veces al año!”.
Abrams: –¿Alguna vez hacés grandes cambios en tu escritura, Stephen? ¿O te armás un mapa que te permite saber más o menos bien qué es lo que vas a hacer? En Lost Kate originalmente no iba a ser la convicta, y Jack iba a morir.
King: –La verdad es que no planeo nada. Dejo que ocurra. Pero una vez que ocurre, está siempre ahí. Si está echado, está jugado. Si llego a la página 300 y no está funcionando, lo tiro. Pero es sólo papel, no es como una cadena de televisión que te está dando millones de dólares. Ustedes, muchachos, ya llegaron a un punto donde ya no importa si esto los entusiasma o no, tienen la responsabilidad de seguir adelante con esto, ¿no? Hacia sus fans, el elenco, la cadena de tv.
Cuse: –Sí, tenemos la obligación de hacerlo.
Abrams: –Pero también tiene que ver con el negocio, no tiene nada que ver con la creatividad.
King: –Ustedes son tres de los tipos más creativos que conozco, ¿y se sientan ahí y dicen “No tiene nada que ver con la creatividad”?
Abrams: –No, lo que digo es que la razón por la que quieren que el programa continúe no es que les importen los personajes. Es porque hay un esquema económico que dice que el programa tiene que durar cinco años. Twin Peaks no les dio dinero. Nos encanta porque era cool...
Cuse: –... pero era una cosa de culto.
Abrams: –Y ser de culto no te financia el programa.
King: –Obviamente, la ABC quiere que siga para siempre, y a esta altura se convierte en una lucha por el alma del programa. Y se convierte en una lucha por sus almas como artistas con integridad. Obviamente, puede seguir para siempre, ¿van a permitir que eso ocurra?
Lindelof: –Es un poco más complicado para nosotros. Un artista como vos tiene control sobre sus personajes. Pero nosotros no somos dueños de Lost. Mientras la cadena esté comprometida con el programa creativamente, su trabajo es desarrollar programas y esperar que se conviertan en éxitos y apoyarlos para que puedan seguir siéndolo. Cuando les vendimos Lost, parte del argumento consistió en convencer a la ABC de que podíamos mantenerlo en el aire tanto tiempo como ellos quisieran. Si les hubiéramos dicho que sólo podíamos hacer el programa a condición de terminarlo a los cien episodios, nunca hubieran aceptado. ¿Y quién puede culparlos?
King: –Sea como sea que lo terminen, basado en mi experiencia con La torre oscura, van a escuchar a miles de personas diciéndoles que lo odiaron.
Cuse: –Sin duda. Hubo muchas quejas por Los Expedientes Secretos X, que para muchos falló en sus últimas dos temporadas y empañó el conjunto. Esa ha sido una lección importante para nosotros.
Jensen: –Un tiempo atrás, Stephen escribió que era un gran creyente de la teoría más popular sobre Lost, de que la isla es el purgatorio. Ahora que los productores dicen que no es el purgatorio, ¿tenés una nueva teoría?
King: –Bueno, en realidad no tengo una teoría. Pero si alguien me pusiera una pistola en la cabeza y me dijera que tengo que terminar la serie o me van a disparar o le van a disparar a mi perro, esto es lo que haría: tomaría al personaje principal, Jack. El primer plano de toda la serie es un plano detalle de un ojo suyo, ¿no? Lo que eso ha significado siempre para mí es que, de ahora en más, todo lo que vea lo veo a través de los ojos de Jack. Así que haría algo al final para volver en un flashback al aeropuerto en el que están a punto de subirse al avión, y haría que se lo llevara la gente que quería sacarle información. Y lo conectarían a una máquina o le darían drogas o algo así, y revelaría que toda la serie ha sido una alucinación de Jack, construida a partir de los fragmentos de su vida real: gente de su pasado, gente que está en el aeropuerto, su padre, por supuesto, y los números. Todo el asunto sería un montón de trucos y engaños. Lo haría funcionar de alguna manera. Crujiría un poco, pero lo haría funcionar.
Cuse: –¡Lo descubriste! (Risas.)
Lindelof: –¿Querés un trabajo?
King: –Créanme, no podría hacerlo. No sería suficientemente bueno.
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