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Domingo, 31 de julio de 2011

> LAS OBRAS RADICALES, DE RABIH MROUé

La iridiscencia del mundo

 Por Alejandro Tantanian

Rabih es un hermano. Lo conocí en el 2002 y fue vernos y elegirnos para toda la vida. Y ¿qué se puede decir de un hermano cuando además es uno de los artistas más geniales que hayan salido de ese espacio convulso que es el Líbano? Mientras cenábamos o mientras caminábamos por algunas ciudades que nos regalaron nuestros encuentros, entendimos que la historia de nuestros países eran reescrituras de un mismo texto. Es por eso que el teatro de Rabih, tan urgente como una guerra, es tan necesario para un país como el nuestro: para poder entender que el compromiso con el presente no está reñido con la poesía, el juego o la insensatez. Rabih Mroué es, me atrevo a decirlo, uno de los creadores teatrales más radicales que conocí. Y no porque en sus espectáculos se cocinen vísceras o haya alguien que cague sobre un cerámico blanco o se demuela de manera contundente la política globalizante o se ponga a hablar a un vecino para que diga lo que es el teatro.

Los dos espectáculos que se van a ver de él bordean el límite entre la ficción y la no-ficción, a través de lo que se llaman conferencias. El esta en una mesa hablando al público en una suerte de ponencia. Make me stop smoking es la primera que se verá y trabaja con un archivo personal de recortes, entrevistas, programas televisivos, que proyecta. Ese archivo personal empieza a convertirse en una especie de archivo del país. De lo individual y la micropolítica a una macropolítica. El dice: “Será un intento de destruir la memoria que no sabe cómo borrarse sola”.

The inhabitants of images, por su parte, trabaja con una foto tomada después de la muerte de Naser, el presidente egipcio. Es un fotomontaje que recrea un hipotético encuentro entre Naser y Hariri, el ex primer ministro del Líbano que fue asesinado. A partir de esa foto, diserta sobre el uso y abuso de las imágenes con propósitos políticos. También analiza la propaganda política en Beirut, algo que tendrá mucha actualidad acá, por lo que estamos viviendo nosotros. Pero todo esto no lo hace como ponencias académicas sino que es muy empático con el espectador, lo hace con mucha ironía y con mucho humor.

Rabih es un artista radical porque no entiende que haya algo más urgente y necesario que producir objetos de arte iridiscentes. Sus performances, sus intervenciones, su obra visual, sus escritos no hacen sino iluminar el mundo. Y no sólo con belleza. Rabih Mroué es necesario.

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