Domingo, 1 de abril de 2012 | Hoy
La contracara de esta propuesta, mientras tanto, vendría a ser Grimm, la otra serie que visita el tópico para dar de nuevo las cartas. En esta reversión de los clásicos infantiles, el protagonista es un hombre llamado Nick Burkhardt: un detective de policía que un día descubre que es el último descendiente de los Hermanos Grimm. Y acá se pone buena la cosa, porque diluyendo los límites entre realidad y fantasía, los Grimm se transforman a su vez en personajes y la leyenda los construye como cazadores de monstruos (reapers). Todo lo que contaron fue cierto; ellos tenían el poder de ver la verdadera forma de estos seres que viven, siempre vivieron, entre nosotros. Así, como último miembro de la estirpe Grimm, el valiente Nick asume el legado familiar y se dedica a cazar a las criaturas maléficas. Si Once Upon a Time plantea una estética tierna y edulcorada, Grimm propone lo contrario: orientándose más hacia el thriller y con algunas reminiscencias a Buffy o True Blood, los guionistas parecen haber buscado la esencia que tenían los cuentos antes de pasar por la pluma tranquilizadora de Charles Perrault y sucedáneos. De alguna manera, se recupera el espíritu de las versiones más cruentas de las historias originales, como aquella de Caperucita Roja en que el lobo corta a la abuela en pedazos, pone la sangre en la botella y se la da de tomar a la niña, para luego invitarla a meterse desnuda en la cama y comérsela (cáptese el doble sentido, por favor). De ahí que en esta serie los lobos de Caperucita sean pedófilos que encierran pequeñitas en el sótano de una casa adorable, o que los osos de Ricitos de Oro sean una familia de aristócratas que realiza cacerías sangrientas respetando la tradición de sus ancestros. Reversionando también La abeja reina, Los tres cerditos y El flautista de Hamelin, entre otros, Grimm va subiendo la apuesta y pasa de asesinatos de mujeres a violaciones en masa y a tráfico de órganos, y todo manteniendo como marco de referencia la fábula original que luego, claro, mutará hacia argumentos más arriesgados en un formato de policial sobrenatural a lo Expedientes X. El exceso no se hará esperar: un par de capítulos adelante, en una jugada como mínimo cuestionable, Nick descubrirá que el mismísimo Hitler era en realidad un personaje mitológico.
En definitiva, se trata de dos series con un punto de partida similar: una enfocando hacia la luz, la otra hacia la oscuridad. Si todo sale como se espera, en una comerán perdices y en otra, colorín colorado sangre, el cuento se habrá acabado.
Grimm puede verse por Universal Channel los lunes a las 21.
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