Lunes, 3 de septiembre de 2007 | Hoy
SANTA FE › EL PRIMER GOBERNADOR SOCIALISTA DE LA ARGENTINA
Una diferencia de diez puntos sobre Bielsa-Galán marcó una distancia que no muchos preveían. La ola socialista arrasó con el justicialismo incluso en bastiones históricos del PJ, como la ciudad de Santa Fe, Villa Gobernador Gálvez y San Lorenzo. "No queremos hacer más de lo mismo", anticipó un mesurado Hermes Binner.
Por Guillermo Zysman
Hermes Binner hizo historia. Tras una formidable elección en toda la provincia se convirtió en el primer dirigente socialista en ser electo gobernador en la Argentina. El futuro primer mandatario de Santa Fe, quien al cierre de esta edición con el 85 por ciento de los votos escrutados obtenía más del 48 por ciento de los sufragios, apareció en público recién a las 22.30, quince minutos después de que su rival, Rafael Bielsa, admitiera la derrota. "Es una extraordinaria responsabilidad gobernar la provincia. No queremos hacer más de lo mismo. Queremos reconstruir la sociedad en base a valores profundos: solidaridad, participación y transparencia", señaló el futuro jefe de la Casa Gris, quien pidió al colmado auditorio del Patio de la Madera que preserve el programa de gobierno del Frente Progresista "que será la guía de nuestra gestión durante los próximos cuatro años". Junto a la foto del fundador del Partido Socialista, Guillermo Estévez Boero, y la de Claudio "Pocho" Lepratti, el militante social asesinado por la policía en diciembre del 2001, Binner se comprometió a mejorar "la atención en los hospitales, la educación en las escuelas y el acceso a la vivienda". El actual diputado nacional recibió las felicitaciones personales del presidente Néstor Kirchner, a quien agradeció desde el atril, tendiendo puentes a la Casa Rosada.
Desde temprano los números le sonreían al socialismo. Las tres firmas contratadas -dos nacionales y una local- vaticinaron victorias holgadas en Rosario -donde se concentra el 30 por ciento del padrón-, en bastiones históricos del peronismo -como Villa Gobernador Gálvez y San Lorenzo- y hasta elecciones reñidas en territorios donde los caciques del PJ se imponían en la elección municipal -como en Rafaela-.
El secretario de Gobierno de la municipalidad de Rosario, Juan Carlos Zabalza, y el presidente del Concejo, Miguel Zamarini, fueron los únicos dirigentes de peso que, pasadas las 18, empezaron a derrochar optimismo. Pese a la veda, que impedía difundir datos a boca de urna, los funcionarios socialistas planteaban sin eufemismos "que los números son muy favorables y casi irreversibles".
Sin embargo, Binner estaba recluído en su casa, con sus íntimos. Fresca estaba en la memoria de propios y extraños la elección del 2003 cuando el PS se atribuyó la victoria y, entrada la medianoche, ley de Lemas mediante, el justicialismo se quedó con la Gobernación.
El lento escrutinio oficial no hizo más que extender la euforia de socialistas, radicales, aristas, demócrata progresistas y distintas organizaciones sociales. "Borombombón, borombombón, es Hermes Binner gobernador", gritaba la multitud en la cálida noche rosarina.
Pasaban los minutos. El escrutinio avanzaba poco. Aparecieron las primeras señalas: el Presidente se había comunicado con Binner para felicitarlo e incluso el goberndaor Jorge Obeid había hecho lo propio desde la capital provincial.
Si faltaba una señal, esa apareció a las 22.15. Cuando Rafael Bielsa reconoció la derrota, la explosión fue total. Decenas de militantes estallaron en lágrimas. Abrazos interminables, sonrisas, celulares que intentaban captar el momento histórico y delirio generalizado.
Binner se hizo esperar. Una maraña de cámaras y flashes lo aguardaba. El escenario estaba repleto de dirigentes. Con su andar mesurado subió las escaleras y saludó como gobernador electo. Lo hizo portando un porta retrato con la foto de Estévez Boero.
Primero habló el intendente Miguel Lifschitz, el otro gran protagonista de la jornada, quien obtuvo el porcentaje más alto de la historia de la ciudad para la intendencia y, al no haberse registrado corte de boleta, le permitió a Binner sacar una ventaja indescontable en Rosario, para el total provincial, más allá de la buena performance del PS en el interior. Mesurado, Binner se dirigió a cada una de las fuerzas que se sumaron a su propuesta. Les habló a los radicales de Alem e Irigoyen, a los seguidores del PDP y de Lisandro de la Torre, a los militantes del ARI y hasta los peronistas. "Le habló a todo el pueblo de Santa Fe, a los trabajadores, a los niños que no eligieron en qué cuna nacer, a los adultos mayores que esperan el reconocimiento por todo lo que han hecho en la vida, a todos los que sueñan con una Santa Fe mejor", enumeró.
Luego repitió sus consignas de campaña. "Vamos a trabajar por una mejor educación en las escuelas, mejor atención en los hospitales y más acceso a la vivienda", prometió para después aseverar que su intención era reconstruir la provincia en base "a valores como la solidaridad, la participación y la transparencia".
Tras halagar la figura de Pocho Lepratti, pidió al millar d personas presente en el Patio de la Madera que conserve el programa del Frente "que será nuestra guía a partir del 10 de diciembre y los próximos 4 años".
Mencionó la salutación de Obeid y la de Kirchner. Se escucharon silbidos. "Perdón, no comparto la silbatina", aclaró en tono de estadista, tendiendo puentes hacia la oposición justicialista y la Casa Rosada.
Terminado su discurso se quedó en el escenario repartiendo abrazos y besos. Emocionado se fue a festejar con sus íntimos. Desde el 10 de diciembre será el primer gobernador socialista del país.
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