La escuela Monseñor Vicente Zazpe, ubicada en el barrio Santa Rosa de Lima en la ciudad de Santa Fe, tiene su salón de usos múltiples con las paredes tapizadas con dibujos de las manos impresas de sus alumnos. La manifestación es producto del ataque que sufrió la institución el último fin de semana. Por eso, ahí, la comunidad educativa realizó un abrazo simbólico al edificio, encabezado por la directora Ana María Salgado. Micrófono en mano, sus alumnos la escucharon, alertas, mientras se percibe de fondo el constante ruido de la lluvia que se estampa contra el techo de chapas.

"Nos llamó la atención que estando los pabellones de baños abiertos, se sacaran completos los elementos del baño del taller de panificación, es el que más les gusta a los chicos. Faltaba la pileta, el bidet, el inodoro y la ducha. Abollaron ollas, era todo material nuevo, había sido repuesto después de la inundación de marzo", detalló la directora en diálogo con el diario El Litoral.

A la directora le llama la atención que, si bien hay cosas arruinadas, hay otras que permiten advertir la búsqueda del amedrentamiento y no de un robo. Por ejemplo: "En el baño no hay destrozos, sacaron tornillitos con mucha prolijidad, está hecho con tiempo, con herramientas", explicó Ana María.

La escuela Zazpe es un lugar donde los chicos encuentran la contención que no tienen en otro lado. "Da la impresión de que esto tiene un brazo ejecutor, pero por allí hay alguien a quien le molesta que todos los días nos ocupemos de los chicos. Probablemente, es alguien que no quiere que los chicos reflexionen, que sean libres; nuestros chicos están todo el día adentro de la escuela y no en las cuestiones de la calle como el abuso y la droga", dijo la directora. Ana María está segura, y lo manifiesta enfáticamente, "éste es un modo de asustar", pero advierte que no va a permitir a nadie que impida que la escuela Zazpe tenga a sus alumnos de lunes a sábados leyendo, pensando, organizando el cine debate, que estén ocupados en lo que les gusta y hace bien.