Un ambicioso proyecto de un mega complejo médico en San Lorenzo que tendría tecnología nuclear para el tratamiento oncológico, única en América latina, y que preveía una inversión de 20 millones de dólares, naufragó en los últimos días. Los proveedores internacionales de ese equipo de radio cirugía (llamado CyberKnife System), la estrella del proyecto, se retiraron de la operación por falta de pago. Así se lo aseguró al portal Punto biz, Lucía Muller, vicepresidenta de Fridimex, representante en América latina de Accuray, la compañía estadounidense desarrolladora del equipo.

Fridimex había firmado un pre﷓contrato con el grupo Lourdes, como se bautizó el particular conjunto de abogados, hombres de la política e inversores. Ese contrato era la piedra fundamental del proyecto ya que la adquisición del equipo representaba el 15% de la inversión. Además, el financiamiento provendría de un crédito internacional gestionado por la propia proveedora, como es moneda común en este tipo de operaciones. Cuando se anunció el proyecto se dijo que el resto se pagaría con inversores locales.

El complejo previsto era una urbanización médica única en el país con perfil internacional en un predio de 5 hectáreas ubicado en el cruce de la A012 con la autopista a Santa Fe, y cuya característica más sobresaliente sería la incorporación de tecnología de punta para tratamientos oncológicos, como en los casos del mal de Alzheimer y de Parkinson, con equipamientos únicos en América del Sur. Se tenía previsto construir 25 casas para recibir privadamente a los pacientes, servicio de hotelería y emergencias aéreas. El plan original era empezar con las obras en marzo.

Pero nada pasó, ya que ni llegaron a presentar los trámites correspondientes a la Municipalidad de San Lorenzo. El grupo Lourdes también acumuló deuda impaga entre proveedores.

Segun la vocera Lucía Muller señaló: "Dimos por caido el contrato que firmamos con ellos (Grupo Lorudes) en diciembre pasado cuando se realizó la presentación pública del proyecto en Rosario. Lo hicimos porque nunca pagaron y nunca más tuvimos respuestas. Habíamos acordado una primera transferencia a los 30 días de firmado el contrato, una segunda una vez que terminaran las obras civiles donde se instalaría el equipo y un resto, que era del 10%, antes de que empiecen a funcionar. Nunca pagaron ni la primera transferencia".

Y agregó: "Cuando se venció el primer plazo hicimos una renegociación. En aquella oportunidad nos comentaron de los esfuerzos propios del lay out y nos pareció razonable extender el plazo. Pero luego tampoco lo cumplieron. Tras esto nunca nos contestaron y lo dimos por caído".

"Nos sorprendió lo que pasó -apuntó Muller-. Sabíamos que era gente que no viene del ambiente médico, pero tenían una propuesta interesante y decían tener los inversores. Siempre dieron la cara y hasta hicieron una presentación pública en la que muchas empresas de primer nivel los acompañaron. Es más, firmaron con nosotros un contrato en público. No entendemos porque alguien que hace esa tremenda puesta en escena luego desaparece, porque ya ni nos contestaron los mails".