Domingo, 24 de julio de 2016 | Hoy
SANTA FE › LAS DURAS CRíTICAS DE MACRI A LIFSCHITZ LLENARON DE PREOCUPACIóN AL FRENTE PROGRESISTA
Ya no alcanza con analizar que se trata del interés de Cambiemos en atacar la sociedad PS-UCR. Las otras razones.
Por Pablo Feldman
La estocada del presidente Mauricio Macri al gobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz puso en alerta al Frente Progresista, y en especial al socialismo que desarrolla su tercera gestión consecutiva en una de las pocas provincias que no gobierna el PRO o alguna de las variantes del peronismo. La definición presidencial entorno a la figura de Lifschitz no tiene precedentes -tal como lo apunto el ex-gobernador Hermes Binner- y marca un punto de inflexión en el vínculo entre la nación y la provincia. "Lifschitz no tiene vocación de coordinar, en vez de trabajar en equipo prefieren no asumir responsabilidades y echarle la culpa al gobierno nacional, una costumbre que tienen desde hace varios años", fustigo el presidente en una nota concedida a Canal 3. Al día siguiente, Lifschitz sostuvo que "me toca ser crítico no sólo por razones ideológicas, sino por lo que está pasando como por ejemplo el régimen de importaciones que está afectando a la industria de Santa Fe y dejando a la gente sin laburo", dijo el gobernador que ensayó una explicación a las "sorprendentes declaraciones", y agregó que a Macri "le molesta el Frente progresista en Santa Fe". Cuando parecía que se trataba del final de este episodio, al día siguiente, el presidente cargó una vez más -esta vez en "Todo Pasa" de Radiofónica- disparando que en el socialismo "se quedaron con el chip de su relación con el kirchnerismo. Es una dura realidad que tiene que ver con la forma de ver la política que tiene el socialismo". A esa altura, la explicación de las "molestias" que podría causar la existencia del FAP a la estrategia de Cambiemos de sumar radicales y devaluar una alternativa electoral de cara a los comicios del año próximo, aparecería como una simplificación del algo más complejo, que atando cabos lleva a pensar en un escenario de conflicto social -a partir de los tarifazos, caída del consumo, pérdida de empleos y retaceo de fondos- y su resolución. La zalamería de Macri para con la intendente de Rosario, lejos de despejar esas dudas, la alimenta. "Con Mónica Fein se puede trabajar mejor", dijo Macri que un par de días después anunció que "el año que viene vamos a crecer un 3 o 3,5% y en Rosario se va a notar antes esa mejora porque está en el núcleo del motor principal de la economía", sostuvo a contramano de las estadísticas y datos documentados que aportó el ministro de la Producción de Santa Fe, el radical Luis Contigiani, que advirtió sobre la "creciente destrucción de sectores industriales pymes que son los que generan la inmensa mayoría de los puestos de trabajo".
"Nos mandaron sólo 55 millones de pesos para ayudarnos a remontar una situación especialmente en la cuenca lechera que implicó una pérdida de 30 mil millones de pesos", describió una vez más Contigiani a la hora de dar detalles sobre "la falta de trabajo en equipo" que achaca el presidente. A su turno, el ex-gobernador Antonio Bonfatti afirmó que "la nación es deudora de Santa Fe, y no al revés, y si a Macri lo que le molesta es que no estemos en Cambiemos debería decirlo y no hacer estas cosas".
Cabe destacar que la catilinaria presidencial incluyó una advertencia: "Espero que estén invirtiendo y no gastando el dinero" en relación al aporte de más fondos del estado nacional que obedece a una disposición de la Corte Suprema de Justicia y no a una decisión del gobierno. En ese sentido, lo que el gobierno nacional podría hacer es empezar a saldar la multimillonaria deuda por retención indebida de fondos de coparticipación. Pero de hecho, ya le ha comunicado a Santa Fe que no lo hará en el corto ni mediano plazo.
En contraposición a la actitud descripta por el Jefe de Estado -"Santa Fe es la provincia que menos vocación de coordinar políticas tiene"-, se conoció en las últimas horas un Decreto de Necesidad y Urgencia que autoriza 100 mil millones de pesos para 66 obras públicas, el 80% de ellas localizadas en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el aérea metropolitana (GBA). El DNU es el 797/16, publicado en el boletín oficial y entre otras obras se destaca la construcción de una playa subterránea y estación en la zona del obelisco, por algo así como 1000 millones o una arteria vial que comunique la autopista Arturo Illia con la salida a La Plata por 6 mil millones, el equivalente al presupuesto de la ciudad de Santa Fe.
A la luz de estos números, es evidente que "el trabajo en equipo y la coordinación" tanto con Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de CABA y María Eugenia Vidal, gobernadora de Buenos Aires, es indiscutiblemente más estrecho que el que toca a Lifschitz.
La metodología del DNU para distribuir la obra pública se explica sencillamente, ni siquiera los más fieles legisladores de Cambiemos podría votar semejante esquema, si es que todavía aspiran a volver a sus provincias, al menos a pasar las fiestas. En el caso de los santafesinos para citar un ejemplo, sería demasiado trabajoso explicar cómo CABA y GBA se quedan con más del doble de los fondos que los afectados por la catástrofe medio ambiental que postró a los tamberos de Santa Fe. "Nuestra preocupación es el modo en que se presentó esto, algunos días antes un diputado del PRO había dicho que éramos los más opositores, más que Alicia Kirchner o Juan Manzur llegó a decir, y después esto, el mismo día que estuvimos reunidos con el presidente y no me dijo absolutamente nada", se lamenta Lifchitz quien de todos modos afirmóo que "nosotros tenemos que dar respuestas a la gente, no podemos quedarnos callados ante el tarifazo o las medidas que dejan sin laburo a la gente". Lo que subyace en esa "preocupación" es la idea de que desde la Casa Rosada se pretenda utilizar a Santa Fe como un "leading case" para el disciplinamiento político. Y que más allá de las propias falencias del gobierno del Frente Progresista -que las tiene y de magnitud- se pretenda exhibir a los eventuales conflictos que con este rumbo aparecen como inevitables, como una consecuencia de no "colaborar o trabajar en conjunto". Un riesgo que el Frente Amplio Progresista -con o sin los radicales en sus filas- está dispuesto a asumir. Si hay algo que ha provocado la locuacidad de Mauricio Macri en las filas del socialismo es una actitud que se acerca a la certeza: con Cambiemos no. Esta historia continuara.
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