El santafesino Carlos Baldomir, ex vendedor de plumeros, cumplió ayer el sueño de todo pugilista de duros comienzos al obtener el título mundial welter que reconocen el Consejo y la Asociación tras lograr una histórica victoria por puntos y en falló unánime ante el estadounidense Zab Judah, quien lo subestimó y lo pagó caro en el mítico Madison Square Garden. Baldomir logró el vigésimo noveno título mundial para el boxeo argentino justo al cumplirse once años del fallecimiento del también santafesino Carlos Monzón. A Baldomir lo esperan pasado mañana en su ciudad natal, con un recibimiento que promete ser multitudinario.

El nuevo campeón se impuso en una pelea de resultado apretado y que por lo tanto generó suspenso, pero los jurados reconocieron su justo triunfo por uno, dos y tres puntos de ventaja, respectivamente. Quien llegó al Madison como retador le arrebató los cinturones en su propia casa a Judah -nacido en Brooklyn, quien hasta la noche del sábado era considerado como uno de los mejores boxeadores de la actualidad.

Aun así la victoria de Baldomir pudo haber sido todavía más completa. Primero, porque la pelea tuvo pasajes en la segunda mitad como para haberse decantado en su favor mucho antes del cierre del último acto. Además, porque la FIB, mediante una resolución por demás cuestionable, declaró vacante el título en lugar de reconocer al argentino. Super Judah llegó al fin de la contienda con muchas dificultades, como consecuencia directa de haber prevalecido sólo en cuatro de los doce asaltos, fundamentalmente los primeros.

En realidad el moreno había arrancado el pleito con el pie izquierdo: tuvo que dar el pesaje dos veces, porque no entraba en la categoría, y siguió subestimando a su rival hasta que fue demasiado tarde. El perdedor recurrió a repetidos cabezazos, codazos, golpes fuera de tiempo, por lo que deslució de un modo inesperado su fama. Judah, que había asegurado que se divertiría con el argentino, fue un gran fracaso; tuvo bravuconadas de un campeón, pero falló en el ring.

Hasta el quinto asalto, Baldomir le hizo frente sin dar un paso atrás; el argentino sufrió un corte por un cabezazo y el árbitro Arturo Mercante miró para otro lado. Tanto como antes del comienzo de la pelea, cuando el norteamericano le pegó un golpe y dio el paso atrás en una actitud antideportiva, que mereció un castigo.

Después llegó aquella mano del séptimo round y el camino a la victoria de Baldomir, que selló una campaña digna y en silencio que tuvo su recompensa casi en el final de su carrera. De allí hasta el final, el argentino marcó el ritmo del combate, soportó golpes bajos y la pasividad de un árbitro localista. "Sé lo que me costó llegar y dejaré todo en el ring", confesó algunas horas antes de subir al cuadrilátero del Grand Theater (ex Felt Forum) del mítico Madison Square Garden. Y cumplió de la mano de Amilcar Brusa, el patriarca de los entrenadores, que a los 83 años encontró las sabias palabras para orientarlo a Baldomir, como lo hizo en su momento con Carlos Monzón.

Para el norteamericano, la gran frustración, a tal punto que ya había acordadon un desafío estelar con Floyd Mayweather el 8 de abril próximo por una bolsa muy gorda de dólares. Zudah tiene un buen récord de 34-3-1 (con 25 nocauts), pero tendrá que corregir rápidamente su imagen tras esta derrota ante Baldomir.

El santafesino alcanzó un registro de 42 ganadas (doce por la vía rápida), nueve empates y seis caidas, pero se quedó con el bicampeonato porque entró con determinación a hacer lo suyo en lo que sabía era la oportunidad de su vida. El apodado Tata procuró en todo momento quitarle espacios al veloz Judah, pero para imponerse de un modo más contudente le faltó lanzar una mayor cantidad de golpes. En definitiva, Baldomir es nuevo campeón del mundo porque se tuvo fe y en silencio sumó aciertos en el exterior, inclusive al pasar por dos combates eliminatorios. Por algo lleva siete años sin perder.