1 CENTRAL: Ojeda (-); Moreira (6), Raldes (6), Fassi (5), Diego Villagra (6); Andrés Díaz (5), Borzani (7), Vecchio (5), Eluchans (5); Ruben (6), Alemanno (6). DT: Angel Zof.

0 INSTITUTO: Pezzuti (6); Trullet (5), Lobos (5), Frontini (5), Zunino (5); Darío González (6), Añaños (5), Brandán (5); Javier Morales (5); Bergessio (4), Jiménez (5). DT: Ariel Cuffaro Russso.

Gol: ST: 2m Alemanno (C).

Cambios: PT: 13m Castellano por Ojeda (C), 16m Barrientos por Bergessio (I) y Caprari por Zunino (I), 23m Encina por Moreira (C), 36m Imperiale por Villagra (C) y 42m Pilipaiskas por Trullet (I).

Arbitro: Oscar Sequeira

Cancha: Central

Como lo muestra el marcador, la diferencia que hubo entre un equipo y otro fue mínima. Pero Central estaba tan urgido que la escueta ventaja lograda dentro del campo de juego le alcanzó para saciar las exigencias de los hinchas y sacar al equipo de un enredado presente, donde no aparecía la victoria y menos aún el juego. Sobre estos aspectos, ayer el conjunto de Angel Zof sólo pudo saldar el del resultado. Porque el juego desplegado, o mejor dicho desparramado, sobre el césped del Gigante fue similar al que puso a los canallas lejos de las victorias. Pero al fin Central ganó. Lo hizo ayer ante el Instituto de Ariel Cuffaro Russo. Y si el resultado sirve de combustible anímico, quizá ahora el equipo encuentre el camino futbolístico que busca.

Lo hecho ante la gloria cordobesa tuvo su pico de lucidez en la actitud de algunos jugadores. Para salir de una racha de cuatro derrotas consecutivas primero hay que asumir responsabilidades. Y los pibes de Don Angel lo hicieron, a pesar de la impaciencia de sus hinchas.

Pero no fue una buena tarde de fútbol. Central apenas pudo ante un equipo que, se supone, tiene una categoría inferior. El compromiso dio inicio con un Central dubitativo y, por momentos, corriendo detrás de los volantes cordobeses. Por eso se entiende cómo los primeros remates fueron contra el área de Ojeda. Y cuando el lungo Jiménez fue a buscar el primer centro al área, Central se quedó sin arquero. Porque el punta pisó el tobillo izquierdo del uno auriazul y debió ingresar Castellano. Y el Rifle, a poco de tomar protagonismo en la cancha, le ganó un mano a mano a Jiménez, quien desacomodó a Fassi para luego rematar sobre el cuerpo del arquero.

Con Instituto inquietando, Central era sólo un puñado de voluntades ofreciendo generosidad física. Todas las jugadas terminaban en centro al área, a pesar de que allí estaban Ruben y Alemanno, dos jugadores que pierden por muchos centímetros ante los centrales rivales. Central no tenía ritmo. Ni siquiera cuando la agarraba Vecchio, que en vez de abrir el juego tocaba para atrás o para los costados despojándose de cualquier compromiso.

Pero en fútbol un gol lo es todo. Más aún cuando se trata de un equipo, como Central, que llevaba 400 minutos sin marcar. Y cuando Alemanno tocó de derecha un centro de Eluchans para vencer a Pezzuti, fue otro el equipo que apareció. Es que con el canalla ganando empezaron a bajar aplausos de las tribunas, desaparecieron los chiflidos, Vecchio se animó a encarar e Instituto no mostró ninguna condición para contestar a la adversidad.

El juego, para beneficio auriazul, perdió trascendencia. Para agendar hubo un par de disparos de Vecchio y algunos centros interceptados por Castellano. Apareció algo de pierna fuerte y mucho nerviosismo. Es que los canallas no podían dejar pasar el encuentro con su primera victoria, más aún advirtiendo las escuálidas virtudes del rival. Los cordobeces dejaron de tener la movilidad del primer tiempo y con un Javier Morales fuera de escena (fue bien absorbido por Borzani) todo se redujo a los centros al área. Pero Raldes y Fassi no fallaron (en el primer tiempo Miliki pudo sacar dos cabezazos), Borzani se impuso en el mediocampo y Vecchio perdió los miedos. Y así, con más deseos que aptitudes, Central pudo ganar su primer partido del año.