Los socios del Club Argentino lograron finalmente la salida de la entidad del empresario Juan Cabrera, más conocido como el "Indio Blanco", quien intentó abrir un local gastronómico en las instalaciones de la sede de barrio Sarmiento. El ex dueño del Bar La Rosa, proceso por facilitación de la prostitución, fue desalojado de la entidad salaíta, donde guardaba el mobiliario del bar que pretendió abrir con la complicidad del presidente Daniel Mariatti, tras dos años de constante lucha por parte de los socios de la institución.

A fines de 2013 Juan Cabrera buscó obtener la concesión del buffet del club Argentino para montar allí un restaurante, con el apoyo del propio presidente Mariatti. Los antecedentes laborales de Cabrera --fue el dueño del Bar La Rosa y por su administración procesado bajo la figura de proxeneta-- alertaron a los socios ante su presencia en la entidad. Al interiorizarse de la situación, los hinchas salaítos pertenecientes a la agrupación "Salvemos a Argentino" se organizaron y evitaron que Mariatti aprobara por asamblea el desembarco formal del "Indio Blanco".

Por estatuto, Cabrera necesitaba la autorización por asamblea de los socios a su vínculo comercial con el club, exigencia que Mariatti intentó salvar con una convocatoria a jugadores y personal de la entidad a una "choripaneada", reunión que pretendía luego declararla como "asamblea". Pero los socios advirtieron de la maniobra a Inspección General de Personas Jurídicas y Cabrera seguía sin permiso.

La perseverancia de los integrantes de "Salvemos a Argentinos" logró dilatar la instalación de Cabrera como empresario del club. Porque los socios en asamblea no aprobaron el desembarco del "Indio Blanco" en la sede de calle Víctor Mercante, lo que llevó a que Cabrera nunca obtuviera el permiso pertinente para abrir las puertas del restaurante.

Pero durante el último año Cabrera usó las instalaciones de Argentino como galpón, guardando allí todo el mobiliario destinado a montar el local gastronómico. La lucha de los hinchas concluyó días atrás, cuando finalmente el ex dueño del Bar La Rosa fue desalojado, debiendo retirar todas sus pertenencias, algunas de las cuales descansaban bajo las tribunas del José Martín Olaeta por casi dos años.