A cinco años de estar en vigencia el derecho de formación deportiva, que insta a dar reconocimiento económico a las instituciones dedicas a la educación deportiva, Ñuls y Central ya han podido ejercer su derecho en algunas de las transferencias de sus ex jugadores que militan en el exterior. Pero las entidades barriales, aquellas que reciben a los chicos sin hacer distinción de cualidades, siguen postergadas en sus reclamos, a pesar de que el derecho que les confiere es el mismo que ejercen leprosos y canallas. Es que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que debe defender los intereses de los clubes, muestra escasa colaboración y, a veces, responde a las peticiones con insólitas argumentaciones: "No hay registro", adujo la casa que dirige Julio Grondona respecto a transferencia de algunos jugadores, como son el caso de Leonardo Talamonti y Ezequiel Lavezzi.

Aunque triunfan en Ñuls o Central, antes de llegar a los clubes grandes de la ciudad la mayoría de los jugadores inician su educación deportiva en algunos de los más de 40 clubes afiliados en la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF). Y como el derecho de formación, instaurado por FIFA desde el 1º de setiembre de 2001, reconoce a todas las entidades por las que pasa un jugador de los 12 a los 21 años, los clubes de barrio también se ven beneficiados cuando uno de sus ex futbolistas es transferido. El 5 por ciento de la operación se debe distribuir entre las entidades por donde pasó el futbolista en las inferiores, prorrateándose el dinero de acuerdo al tiempo que cada institución dispuso del jugador.

Actualmente la ARF tramita más de 12 reclamos por derecho de formación, representando a sus entidades afiliadas. Y si bien hace ya un lustro que el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA contempla el derecho de formación, sólo Juan XXIII, por Luciano Figueroa, recibió el dinero correspondiente.

Pero el de Lucho fue la excepción. Suerte diferente corren Coronel Aguirre, quien supo tener en sus filas a Ezequiel Lavezzi, antes de pasar por Génova de Italia y San Lorenzo; y Sportivo Alvarez, que años atrás le abrió las puertas a Leonardo Talamonti, ex River y Lazio. En estos casos la propia AFA desestimó los reclamos, aduciendo que "no hay registro" de las transferencia de dichos futbolistas.

En otros casos, por ejemplo, la documentación languidece en los despachos de Suiza sin que gocen de trascendencia administrativa alguna. Y cuando la FIFA le da curso al derecho reclamado, suelen surgir acusaciones insólitas, como las que recibió Alianza Sport, que no recibió un sólo peso por haber formado a César Delgado. ¿El motivo? "Es una subsidiaria de Central", fue la explicación que recibió el club aurinegro.

De igual modo, aún hay clubes cuyas tesorerías aguardan por el dinero merecido: 1º de Mayo por la venta de Leandro Fernández, Defensores Unidos por Sebastián Domínguez, Juan XXIII por Cristian González y Mauro Cetto, entre otros. Pero el tiempo corre en contra. Es que los reclamos expiran a los dos años de sellarse la transferencia. Y si el club no ejerce su derecho, el dinero será transferido a las abundantes cuentas de la AFA.