Juan Pablo Carrascal confesó ayer ante la jueza Ana Bardone que fue el autor del brutal crimen de la docente rural Daniela Spárvoli. El hombre, de 27 años, admitió ante la magistrada que "levantó a Daniela en la ruta, la llevó al camino de campo donde la violó y la mató porque ella amenazó con denunciarlo", confió a Rosario/12 Marta Ferreyra, madre de la víctima. Paralelamente las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) allanaron en la mañana de ayer el domicilio donde Carrascal vivía al momento del crimen -mayo de 2003- con la hija de Carlos Formia, un importante empresario metalmecánico de Las Parejas, donde fue hallado el portafolios que pertenecía a la maestra. El maletín estaba escondido bajo un armario en al garage de la vivienda de calle 19 Nº 502, y en el mismo lugar donde fue ocultado la noche del crimen. "Con esto quedó abierta la puerta para el esclarecimiento total del caso", se entusiasmó la mamá de Daniela y pidió investigar el entorno familiar que tenía Carrascal al momento del hecho.

La declaración que hizo Carrascal ante el juez Bardone antecedió a otra que realizara ante los investigadores de las TOE en la base de la unidad policial en Rosario. En la misma además de hacerse cargo en forma personal del crimen también señaló a un cómplice del hecho. Sin embargo horas después frente a la magistrada de Cañada de Gómez optó por cambiar su declaración y asumió toda la responsabilidad en el hecho.

El cambio del testimonio de sede policial a judicial no pasó desapercibido tampoco para Ferreyra quien insistió en diálogo con este diario que "hay dos patrones genéticos hallados en el cuerpo de mi hija por lo cual no hay dudas que son uno o más los que aún quedan por detener".

En este sentido confesó: "Estamos investigando algunos datos que nos acercaron". Aunque se negó a revelarlo. Sólo aceptó decir que "hay que ver a los familiares que tenía Carrascal entonces y qué influencia podía tener esa gente".

En cuanto al hallazgo del portafolios, la mujer reveló que en el interior "había carpetas, cartucheras, un par de anteojos recetados y uno de sol, llaves de la escuela de Villa Eloísa, de su casa y del auto, además de documentos como la tarjeta verde del coche, la agenda, su billetera y algo de dinero".

En este sentido los investigadores pudieron saber por boca del propio imputado que el dinero que había en el interior de la billetera, unos 50 pesos, lo usó en tanto quemó una foto de Daniela y su documento "para no dejar rastros", según explicó. Curiosamente optó por guardar en la misma propiedad en la que habitaba junto a una joven en Las Parejas la prueba del delito.

De igual modo Rosario/12 confirmó ayer la forma en la que los investigadores posaron sus ojos en la persona de Carrascal: el joven había sido señalado por un policía de Cañada de Gómez que además vivía en el momento del crimen en Las Parejas, pero nadie prestó atención al tema.

Lo cierto es que para guardar las apariencias el comisario Prarizi, jefe de la comisaría de Las Parejas, le tomó declaración al joven por manejar al momento del asesinato una Renault Express color azul y circular por la zona. Lo cierto es que la declaración de Carrascal de entonces, que figura en el expediente, podría ser una pieza vergonzante en esta investigación, por la liviandad con la que se la abordó. Para muchos el hecho de que el joven formara parte de la familia Formia, un apellido reconocido en el empresariado de la zona, se reflejo en un más que cuidado trato de parte del jefe policial. Curiosamente quien hoy es jefe de la policía provincial Jorge Pallavidini era quien estaba a cargo de la Unidad Regional del departamento Belgrano con asiento en Las Rosas, de donde dependía la comisaría de Las Parejas.

Carrascal tenía entre sus antecedentes un hecho de 1999 con características similares: levantó en la ruta 9 -casi en el mismo lugar que a Daniela- a una joven que hacía dedo, a quien llevó por la ruta hasta el ingreso al ya tristemente célebre camino de tierra que conduce a Bustinza. Lo cierto es que la jovencita optó por hacer la denuncia por abuso deshonesto. Pero Carrascal la había golpeado ferozmente y amenazado de muerte. Por lo cual el reconocimiento del agresor llevado a cabo en ese momento fue negativo. Asi pudo zafar de la condena. Ese expediente fue buscado por los pesquisas, quienes después de deambular por varias localidades de la zona encontraron a la víctima. La joven ahora relató con pormenores aquel ataque que sirvió de disparador para el análisis de sangre a Carrascal. Y con su posterior detención y confesión.