2 CENTRAL: Alvarez 7, Garcé 5, Raldes 6, Azconzábal 5, Costa 6, Ledesma 5, González 5, D. Díaz 5, Alemanno 4, Caraglio 4, Di María 7. DT: Carlos Ischia

0 GIMNASIA (J): Valdiviezo 5, Sabia 4, Medero 4, Ramón 4, Almada 5, M. Quinteros 5, Frontini 4, Iuvalé 4, Gómez 5, Gandín 4, Silva 5. DT: Mario Gómez

Goles: PT: 16m Costa (C). ST: 32m Di María (C).

Cambios: ST: Desde el inicio Moreira (5) por Caraglio (C), 24m Javier García por Medero (G), 27m Zelaya por Alemanno (C), 37m Soler por Frontini (G) y 40m Borzani por Ledesma (C).

Arbitro: Daniel Gimménez

Cancha: Central

Incidencia: PT: 8m Valdivieso (G) le atajó un tiro penal a González (C)

Ante rivales como Gimnasia y Esgrima de Jujuy es donde Central se aproxima a su verdadera imagen deportiva, que está lejos de reunir condiciones para aspiraciones grandes, pero que también toma distancia del pelotón más postergado de la tabla. Una débil campaña debilitó el promedio del equipo. Aunque quedó demostrado que los canayas aún tienen algo que los distingue sobre quienes cada domingo ponen en juego su futuro en la división. Esa diferencia la ofreció ayer Angel Di María, que fue bien acompañado por Cristian Alvarez en el arco. Por ellos Central le ganó al lobo jujeño en un encuentro que tuvo a los auriazules con pocas emociones adversas, no más que el penal que dilapidó Cristian González.

La travesía de Central en la temporada que está a una fecha de culminar estuvo signada de incidentes deportivos que llevó al club a cambiar de entrenador y, por sobre todo, a no protagonizar ningún libreto interesante en ambos certámenes. Pero tampoco es Central un equipo carente de rumbo o que deba fijar su destino en la conservación de la categoría.

Prueba de ello pueden tomarse los 90 minutos de fútbol de ayer ante el lobo jujeño. Allí se vio a un Central de pocas luces, pero como claro ganador. Ni siquiera el penal que le atajó Valdivieso al Kily González (le pegó fuerte y al medio y el uno despejó con sus pies) a los 8 minutos hizo descarrilar al equipo de Arroyito.

Con Di María ofreciendo orientación el rumbo ofensivo y Alvarez reparando todo imperfecto defensivo, el canaya se encausó a un triunfo merecido, aunque de pocos atractivos. Lo mejor estuvieron en los goles. El primero llegó en un sorpresivo derechazo cruzado de Costa, tras apertura de Ledesma, que ingresó veloz sobre el palo derecho del uno jujeño. El otro vendría más tarde.

La visita se plantó con dos líneas de cuatro donde nadie se destacaba por el trato de la pelota, y dos puntas (Gandín y Silva) con más mañas que respuestas. Un tiro de larga distancia de Quinteros que despejó Alvarez y un cabezazo de Silva que se fue por arriba fue todo lo que hizo el lobo.

Sólo la convicción de que el partido estaba controlado era lo que le sobraba a Central. El canaya tenía dificultades para lastimar en ataque. Porque Damián Díaz jugaba a tirar gambetas, Di María a veces no encontraba socio y Alemanno perdía la pelota en cada corrida.

La sensación de triunfo terminó de consolidarse en el momento menos esperado, cuando la visita agrupaba fuerzas para ir por la última embestida. Todo nació con un pase atrás de Javier García a Ramón, quien como último hombre quiso gambetear a Di María, la perdió y el más hábil jugador canaya encaró a un indefenso arquero para marcar con zurdazo bajo.

No le hizo fuerza el lobo al canaya. Con un puñado de atributos Central se despidió hasta la próximo temporada de su gente con una victoria. El resultado sirvió para mojar la mecha del conflicto que podía encenderse en el Gigante si el marcador era adverso. Pero la brisa de calma que sopló por Arroyito fue alentada porque aquella firme sensación de que en el fútbol argentino no es Central el de juego más torpe.