Tu y yo y todos los demás (Me and You and Everyone We Know) EE.UU./Inglaterra, 2005

Dirección y guión: Miranda July.

Música: Mike Andrews.

Fotografía: Chuy Chávez.

Montaje: Andrew Dickler, Charles Ireland.

Intérpretes: John Hawkes, Miranda July, Miles Thompson, Brandon Ratcliff, Carlie Westerman, Hector Elias,

Duración: 90 minutos.

Salas: Del Siglo, Monumental, Village, Showcase.

Puntaje: 7 puntos

Hay algo de carácter infantil, de valoración de la dignidad que significa la ingenuidad, sobre todo en el proceder de Christine, el personaje delineado e interpretado por la misma realizadora, Miranda July. Pero también los otros personajes se encontrarán atravesados por esta misma premisa, por esta, en algunos casos, frescura de mirada, y por este, en otros casos, estancamiento o falta de madurez que propone Tu y yo...

En otras palabras, es esta etapa añorada o asumida, la de aquella primera edad, la que aúna y diferencia las distintas historias de las que se compone la película de Miranda July, film ganador, entre otros premios, de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes y de un premio especial del Jurado en el Festival de Sundance. Lo que equivale a señalar que Tu y yo.. se enmarca en un tipo de narrativa cercana a un cine más marginal, sea tanto desde sus elecciones estéticas -con actores poco conocidos- como también temáticas.

Así, esta película coral se entreteje desde situaciones ligadas, entre otras cosas, a la seducción que Christine intenta con el vendedor de una zapatería, padre de dos hijos, que ha elegido quemar su mano ante la incipiente separación y la mirada impávida de los niños, con el fin de expresar aquello para lo que no encuentra ya palabras.

La soledad, entonces, surge como contracara de esa dificultad verbal, sea tanto para decir lo que se siente, pero también como resultante de lazos sociales cada vez más distantes y mediados por vínculos digitales, merced al anonimato y seguridad que Internet supone. Palabras digitales de manos de fantasía, nexo que los niños encuentran con un mundo virtual, mientras han negado sus palabras ciertas al padre, a la persona con la que conviven. Paradoja que supo también tematizar el film Closer, llevados por el deseo (2004, Mike Nichols), en donde la cercanía física disimulaba la distancia de afectos entre los personajes compuestos por Julia Roberts, Clive Owen, Natalie Portman y Jude Law.

También estará el compañero de trabajo que alerta sobre las personas peligrosas que habitan el barrio, sobre la inconveniencia de dejar a los niños solos, mientras mira canales infantiles y pega mensajes perversos en su ventana, para la lectura de las niñas con las que fantasea. Sólo la sinceridad de mirada será la que permita devolver sentido a los ánimos alicaídos, la que posibilite encontrar amor y afecto entre aquellos que, pareciera, lo han olvidado. Por ello es que Christine mira infantilmente, y se enamora tontamente, y arriesga con su vida. Alguna desilusión la atraviesa, algún malestar que le provoca escribir "fuck" sobre el parabrisas de su automóvil, palabra que es insulto pero, también, momento de placer compartido. Desde esa ambivalencia saben jugarse muchas de las situaciones de Tu y yo y todos los demás, más aún cuando sea la mirada y la caricia de un niño las que den consuelo al alma anónima que imagina perversamente por Internet, cerrada dentro de sus paredes de oficina, incapaz de articular palabras ante los otros.

Un sol como moneda se erige sobre el desenlace, luego de que el colectivo se aleje con las palabras del pasajero que nos dice "estar pasando el tiempo". Ocurre que, justamente, la película finaliza. Así como nos lo hacía notar Woody Allen en su Melinda & Melinda, con sólo un chasquido de dedos, suficiente para darnos cuenta de que la vida de Melinda ocurrió y de que la película, a su vez, terminó.