Los dos renombrados compositores Helmut Lachenmann y Brian Ferneyhough, fieles exponentes de las vanguardias musicales de los siglos XX y XXI, que han marcado un camino en el mundo de la creación contemporánea, serán analizados en un seminario que brindará el crítico y compositor alemán Antonio Gómez Schneekloth. El análisis se repartirá en tres bloques, que comenzarán mañana a la mañana, proseguirá por la tarde y concluirá en la víspera del sábado, siempre en las instalaciones del Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

Bajo el título Concomitancias y divergencias entre los cuartetos para cuerdas de Helmut Lachenmann y Brian Ferneyhough, Gómez Schneekloth asumirá el desafío de analizar en detalle obras de estos dos revolucionarios de la escritura para cuerdas, que además han innovado en la utilización de efectos y recursos tímbricos inimaginables.

¿En qué consiste específicamente el aporte de estos músicos a la estética vanguardista? En innovar en el timbre, uno de los tantos parámetros de la música, deteniéndose en este aspecto y experimentando con recursos aplicables al instrumento, para que produzcan sonoridades diferentes a las convencionales. Para decirlo más sencillo: cuando un oyente escucha una obra musical, cualquiera sea su estética --rock, una sinfonía clásica, un chamamé o una obra vanguardista--, estará escuchando una considerable cantidad de información que se superpone continuamente y que da como resultado la obra musical en cuestión.

Esta información puede separarse en estratos, que se denominan parámetros. Así, el oyente escucha en forma simultánea melodías, ritmos, texturas, formas, instrumentaciones y timbres, articulaciones, tempos, armonías y dinámicas, entre tantos otros. La tarea de los compositores de la llamada "música contemporánea" es la de innovar y experimentar sobre cada uno de estos parámetros, difiriendo en forma ex profesa de la tradición a la que uno está acostumbrado a percibir constantemente. Incluso, hay compositores que obvian deliberadamente algunos de estos parámetros, decidiendo escribir piezas carentes de melodía, por ejemplo; otros, centrando todo en el ritmo y en las texturas; y los casos siguen hasta el infinito.

Pues bien, en el caso de Brian Ferneyhough, este compositor ha decidido experimentar en muchos de estos parámetros, entre ellos, en la producción del sonido en los instrumentos de cuerda frotada (violín, viola, violoncello y contrabajo). Inglés, nacido en 1943, se aproximó mucho a la escuela de composición llamada "Nueva complejidad": esto es, emplear el recurso de Serialización en cada uno de los parámetros antes descriptos. Serializar es otorgar reglas (numéricas, matemáticas y de otras índoles), que implican un orden inamovible que impiden a su vez salirse de estos moldes pre﷓establecidos. Así, nada quedaría librado al azar. Al aplicar este orden estricto en cada uno de los parámetros, resultan pues obras muy complejas de concebir como también de interpretar, a la hora de su armado con los instrumentistas.

Sin embargo, Ferneyhough rechaza el serialismo ortodoxo y, en su lugar, emplea métodos para crear un material y ciertas restricciones formales, mientras que la realización de la obra en sí es mucho más espontánea. De ahí que a menudo compare su música a un proceso energético y no a una plasmación fría, abstracta y esquemática.

Técnicamente hablando, sus obras son muy exigentes para los intérpretes y no pocas veces rozan el límite de lo posible. Su innovación en el Timbre radica en la utilización del instrumento de cuerda frotada en formas que no son las habituales: el tradicional frotar el arco sobre la cuerda pasa a ser un exotismo en sus obras, en donde se da especial interés a, por ejemplo, un uso del instrumento remitiéndose a la caja del mismo como material de percusión, utilización de armónicos, glissandos y demás efectos, todo esto producto de una gran investigación personal sobre este campo. Así, un oyente desprevenido podrá confundir uno de sus cuartetos de cuerda con una composición electrónica pura, cuando en realidad es la formación tradicional experimentando con sonoridades no convencionales.

Por su parte, Helmut Lachenmann (alemán, nacido en 1935), fue discípulo del compositor veneciano Luigi Nono (otro gran representante del serialismo integral), y además de esta técnica estricta adoptó de su maestro la convicción de que la música ha de transmitir un mensaje de relevancia social. Lachenmann ha descripto sus obras como música concreta instrumental, lo cual implica un lenguaje musical que abarca la totalidad del mundo sonoro hecho accesible mediante técnicas interpretativas no convencionales.

Se trata de una música en la que los sonidos se organizan de tal manera que la forma resultante es tan importante como las propias cualidades acústicas de dichos sonidos. En consecuencia, describen o denotan la situación concreta: al oír, también se perciben las condiciones bajo las cuales se realiza una acción sonora o de ruido, qué materiales y energías son puestos en juego y qué resistencia encuentran.

Gómez Schneekloth señala: "En cuanto a la importancia de los cuartetos de cuerda de Lachenmann y Ferneyhough, quizá sea conveniente subrayar que desde Beethoven no ha habido prácticamente ningún compositor de talla que no haya escrito, al menos, un cuarteto. Supone un reto para cualquier compositor. Tanto Ferneyhough como Lachenmann, sobre todo, han ampliado incluso el repertorio expresivo del cuarteto innovando en esta plantilla. Por lo que representan son, pues, una referencia".