En medio de los preparativos que derivarán en el cabrito con el que agasajará a su familia, y mientras se apresta a acompañar a su mujer hasta el consultorio del dentista, Rubén Juárez atiende el llamado de Rosario/12 en un día ajetreado. Sin embargo, el bandoneonista cordobés no limita los tiempos para su entrevista, olvidándose por completo del reloj a la hora de hablar del tango y, claro, del concierto con el que esta noche cerrará el espectáculo Humor, magia y bailongo que desde las 21.30 se realizará en la Casa de la Cultura Arijón (Arijón 84 bis).

Y si bien en términos generales la actuación tendrá numerosos puntos de contacto con la dupla de recitales que ofreciera en mayo de 2008 en el Teatro Nacional Rosario, Juárez distinguió: "Se trata de un concierto parecido, vamos con Cristian Zárate (piano y dirección) y Daniel Nakamurakare (bajo). Vamos con el formato de trío, pero haremos otras locuras que al aire libre son diferentes. Porque en un teatro los tenés a todos concentraditos, pero al aire libre es un poco más up. En mis conciertos busco que la gente se divierta. El público joven me conoce, y hago de cada concierto un divertimento, no hago un tema atrás de otro. Se necesita tener un poquito de chispa, de buen humor, un carácter bastante especial. No por ser artista tenés que estar todo el día pisando un living empedrado. Rubén Juárez es muy tanguero pero no tiene el living empedrado".

Acompañada de una estruendosa carcajada, esa última definición del bandoneonista no opaca la seria descripción que utiliza para definir al género: "El tango es una de las músicas más grandes del mundo, junto con el jazz y la música de Brasil, algo que ya debo haber dicho, porque está dentro mío. Después los derivados son otra cosa, pero el tango es una música superior, no se puede tomar como una música popular. Después aparece esto del Gotan project, que juegan con una rítmica donde no sé cuál es la idea. Me da como cosa, me da escalofrío. Creo que el tango tiene una forma, como el jazz, el bossa o el samba. Una forma que si lo derivás mucho se nota".

Y agregó: "Contrariamente a la mayoría de los músicos, a los que no le gustan los milongueros, yo tengo un gran aprecio por la milonga. No soy un erudito, pero supongo que hace algún tiempo la milonga fue perdiendo a sus representantes, se sectorizó demasiado. El único que fue al frente siempre con las milongas fue Juan Carlos Copes, que llevaba al mundo espectáculos de baile, canciones. A mí me encanta ver cómo intentan los extranjeros, pero es lo mismo que nosotros intentemos bailar una jota. Y se me viene una imagen de cuando tomó el poder Alfonsín, que le dieron la llave de la ciudad en Galicia, salió a bailar una jota y quedó como... no quedó bien. Entonces me encanta la actitud que tienen los extranjeros para bailarlo, pero vos sabés que el tango es de acá, es del Río de la Plata. La parada de la mujer en el baile de tango es impresionante. Y la facha de los bandoneonistas (risas)".

Aunque, si de reconocimiento internacional se trata, Juárez hace un alto para destacar a un nombre imprescindible: "Astor hizo muchas cosas afuera, no te olvides nunca. Abrió mucho camino. Es más, habitualmente voy a hacer un circuito de clubes de jazz por toda Escandinavia, y ése camino lo abrió Astor. Cuando yo fui hace 15 o 18 años ya lo había abierto Astor. Y allá por ejemplo en las disquerías vas a ver música de todo el mundo, y en las bateas no dice `tango`, dice `Astor`. Pero acá la gente no se dio cuenta, de tanto ignorarlo a Astor quedó ignorante, y el que no lo escuchó en vivo lamentablemente se lo perdió".