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Miércoles, 29 de julio de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. CIUDAD GóTICA VUELVE A EDITARSE DESPUéS DE DIEZ AñOS

La revista de los poetas con calle

Nacida en 1993 como una expresión de la escena emergente rosarina y de sus ficciones urbanas, la publicación inicia un nuevo período que trasciende las fronteras de lo literario y local, manteniendo el eje en la literatura regional.

 Por Beatriz Vignoli

Hace cinco años, a fines de enero de 2010, Sergio Gioacchini anunciaba el retorno de la revista rosarina Ciudad Gótica, que había publicado 31 números entre 1993 y 2005. El número 32 se hizo esperar, pero salió. Desde el viernes pasado está en la calle, en los kioscos de toda la provincia (incluida Rosario), con un mapa de distribución regional que se amplía hacia varias localidades de Córdoba, la ciudad bonaerense de San Nicolás y las capitales de Chaco y Corrientes, también con distribución gratuita a pedido en los colegios. Bajo el lema "Mundos interiores", este número trae colaboraciones por (entre otros) el músico rosarino Litto Nebbia y el poeta Carlos Barbarito.

Gioacchini, director de la revista, es también poeta y autor de cuentos y novelas. Desde hace 23 años dirige la editorial Ciudad Gótica, que lleva publicados cientos de títulos por notables escritores de la región, como Jorge Isaías, de quien ha reeditado la obra poética y su Crónica Gringa... Sí, José Pedroni tiene algo que ver.

La revista Ciudad Gótica nació a comienzos de los 90 como una expresión de la escena literaria emergente rosarina y de sus ficciones urbanas. Los primeros números fueron en formato medio oficio. Luego, a partir del quinto, la publicación se agrandó a tamaño revista. Precisamente allí hubo un quiebre y recambio, con un éxodo masivo de colaboradores; superada la crisis, renació y se amplió a revista cultural, con Andrea Ocampo como jefa de redacción. "En un momento vendimos más de 700 ejemplares en los kioscos", recordó Gioacchini.

Tras una década de barbecho, renovado una vez más el staff, los temas de Ciudad Gótica trascienden las fronteras de lo literario y local, manteniendo el eje en la literatura de la región. La imagen de semejante maduración se parece a la del despliegue de una rosa: en espiral hacia fuera, pero sin salirse del centro original. Ya desde las primeras páginas se deja leer este doble movimiento entre lo propio y lo otro, que va dibujando una agenda capaz de desmarcarse de los temas impuestos por la industria cultural. Un editorial ilustrado sobre las calles rosarinas con nombres de poetas (los tres apellidos terminan en ﷓oni: "parece la delantera de la selección italiana", comenta con humor el director) cede espacio a las notas iniciales, donde Marcela Sabio comparte su experiencia como narradora oral y el productor de la revista, Ulises Oliva, explora el universo virtual.

El dossier de tapa está dedicado a recordar a Fabricio Simeoni. Se nota conocimiento del campo social en la selección de firmas: son sus hermanos y sus amigos más cercanos quienes dan testimonio en sus múltiples facetas del inolvidable poeta, periodista radial, actor aficionado, ensayista, gestor cultural y docente de taller para pibes privados de la libertad, a quien una discapacidad motriz severa no le impidió hacer todo esto y además disfrutar de la noche y de la vida.

Otro de los poetas ﷓oni's con mucha calle y con callejuela propia, el injustamente olvidado Marcos Lenzoni, es rescatado por Isaías, quien publica una muy necesaria nota sobre su vida y obra, con una selección de sus poemas. Nacido en Nelson (provincia de Santa Fe) en 1894, y fallecido en Córdoba en 1924, Lenzoni anticipa los temas urbanos de la poesía rosarina contemporánea: "Tiene su fuerte gracia/ el gusto de lo áspero. Mi calle predilecta/ es esta de edificios enormes, desiguales", escribía. Autor de un primer y único libro póstumo publicado en 1925 con prólogo de Roberto Giusti, Lenzoni adhiere, según aporta Isaías, "a esa línea que Alfredo Veiravé denomina 'posmodernista', que no es sino ese puente que establece una generación más joven que Darío y Lugones, pero que tiene al menos diez años más que la 'novísima generación' encabezada por un joven Borges". El autor de Crónica Gringa recuerda a Montes y Bradley, cuya biografía de Lenzoni con una antología del poeta pasó desapercibida allá por 1945. "Lo mínimo que merece un autor es ser leído", se lamenta Isaías.

Contra esa indiferencia, y a favor de lo que no es captado de inmediato por los radares mediáticos, reman las notas sobre teatro, música, cine, plástica, educación y memoria. Sergio Fuster reseña una película china de cinema verité sobre una escuela rural. Se informa muy bien sobre los más activos espacios culturales independientes de Colastiné Norte, Rosario, Santa Fe, Venado Tuerto y Totoras. Rubén Vedovaldi escribe desde Capitán Bermúdez. Escriben, desde San Lorenzo, Dante Sandrigo y Andrés Rodríguez; desde Casilda, Neldo Candelero y Yamil Dora. Estos cuatro autores tienen libros publicados por la editorial Ciudad Gótica, que desde 2001 maneja su propia imprenta.

La poesía acompaña las notas gracias a un diseño colorido y ágil, con plenos de color, a cargo de Lisandro Notario y Mariana Di Mónaco. De la coordinación y producción periodística se encargan Sergio Ariel Montanari y Joselina Berraz, quien publica una extensa e interesante entrevista al poeta catalán Carlos Duarte i Monserrat.

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Parte del staff de Ciudad Gótica en su versión 2015, que acaba de lanzar el número 32.
 
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