La libertad que Luis Salinas logró desde su desvinculación con un sello editorial se ha traducido en la construcción de una discografía que, además de exitosa, rompe con los moldes propios de la industria. La aparición de El tren confirma su regla: después de cinco años de silencio discográfico, el notable guitarrista le dio forma a una edición quíntuple. La vastedad del repertorio allí incluido tendrá un muestreo esta noche, a las 21.30, en el Teatro de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza), donde Salinas aprovechará para celebrar su cumpleaños junto a los cubanos Hubert García (piano) y Choco Drums (percusión), el chileno Christian Galvez en bajo, el uruguayo Martín Ibarburu en batería y su hijo Juan en guitarra.

La aparición de El tren devuelve a Salinas a las bateas luego del lanzamiento (en 2010) del triple Sin tiempo, un material de potente carga emotiva para el guitarrista, que contó allí con la participación de Luis Alberto Spinetta y Tomatito. "Fue tan fuerte lo que pasó que me tomé un tiempo largo para volver a grabar", admite Salinas a Rosario/12. Como para compensar la ausencia, la reaparición fue a lo grande, sosteniendo un modo de publicación que, además del citado Sin tiempo, incluye al también quíntuple Clásicos de la Música Argentina.

Así, desde su rol como productor independiente, Salinas le dio valor pleno a la observación que le brindó Hermeto Pascoal luego de que el guitarrista abandonara el sello discográfico GRP Label, con el que publicó sus dos primeros discos. "Cuando dejé el sello por un problema con un productor, Hermeto vino a casa y escuchó los discos de Solo guitarra, que era mi primer produccción solo. Y me dijo: 'Que no estés en GRP no es bueno para tu carrera, pero es bueno para la música'. A partir de ahí empecé a hacer lo que sentía que tenía que hacer", recuerda el compositor que, con el aval otorgado por los numerosos premios y nominaciones logradas, reflexiona: "A veces cuando estás en una compañía te obligan a hacer un disco por año, tengas o no algo para decir. Eso es peligroso. Siempre traté de escaparme porque la creación viene de la libertad. El artista tiene que ser libre para hacer lo que siente. Desde ese lugar hice mi carrera, y también mi vida".

Entre esas elecciones, Salinas ha decidido sumar la compañía de su hijo Juan, que ya probó su valía como guitarrista rodeado de grandes músicos. "Yo soy fan de Juan, de su sonido. El va a la nota justa, tiene una personalidad que va puliendo cada vez más", elogia Salinas padre, cuya sabiduría artística brinda como legado ya no sólo al joven Salinas, sino a todos sus colegas: "Si a Juan le gusta alguna frase mía yo se la paso, pero le digo que la use a su manera. Es más fácil ser uno que ser otro, tiene que mantener su personalidad, como músico, como persona. Que no se la crea nunca, que sea honesto. Lo demás va a pasar solo. Yo no conozco a ningún músico que pueda decir: 'Mañana a las cinco voy a estar inspirado'. Entonces lo que no se negocia nunca es la actitud, es sentir que el momento es único e irrepetible".

"Eso es lo que siento cada vez que toco, si no lo vivís te jodés, hay que vivir el momento --concluye--. Eso es lo que le pido a los músicos cuando tocamos, porque la gente está ahí para sentir algo, para que los lleves a algún lado. Más en un caso como Rosario, que tiene una cantidad de artistas de tremendo nivel y un público que es 'sí' o 'no', nunca 'más o menos'. Por algo Les Luthiers iba a estrenar sus espectáculos ahí".