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"Dale, hacete el malo ahora", le dijo Julio Silva a Edmundo Gaitán, antes de pegarle un escopetazo en la cabeza, después de que éste le gritara por haber pasado con su auto a alta velocidad, en barrio República de la Sexta. En la vereda aún jugaban niños a las 20.50 del viernes 26 de septiembre de 2014, incluso la nieta de Gaitán, quien le pidió "por favor" al agresor que no tirara porque había chicos. Ayer, el joven de 21 años fue condenado en juicio abreviado a la pena de diez años y ocho meses de prisión por el "homicidio simple agravado por el uso y portación de arma".

Según reveló el fiscal Ademar Bianchini, aquella noche de primavera, en la zona de Ituzaingo y Beruti, Gaitán estaba con su nieta en la vereda de su casa, cuando Silva pasó en su vehículo Renault 19 a alta velocidad. Enseguida el hombre le reclamó e insultó al joven por esa actitud. Sin embargo, Silva siguió manejando, pero a los treinta metros frenó su auto, lo estacionó, se bajó con la escopeta de doble caño y comenzó a caminar hacia Gaitán, que todavía estaba en la vereda. "Gaitán caminó para encontrarse con el agresor y reclamarle que no disparara, que había niños", dijo el fiscal en la audiencia, frente a la jueza Raquel Cosgaya. De todos modos, Silva hizo oídos sordos al pedido y le tiró directo a la cabeza y al torax.

Tras ello, el homicida se escapó a pie del lugar y dejó allí su auto y el arma con la que atacó a Gaitán. Los vecinos reaccionaron destruyendo el vehículo. Aunque la víctima fue trasladada al Hospital Provincial falleció rápidamente al llegar a la guardia médica.

En tanto, en el lugar del hecho fue hallada el arma con la que se cometió el delito, por lo que tras ello, la policía logró dar con el acusado.

Tras reunir las pruebas necesarias, el fiscal Bianchini y el abogado de Silva, Carlos Varela, llegaron a un acuerdo condenatorio por el mínimo exigible para ese delito.

Tras escuchar los argumentos y las evidencias, Silva fue condenado por la jueza Cosgaya, frente al rostro compungido de sus padres, que presenciaron la audiencia oral y pública con lágrimas en los ojos.