Es una historia particular la de Promesas, mentiras y café, el flamante cuarto disco de Los Sucesores de la Bestia, ése mismo que mañana a las 21.30 tendrá su presentación formal en el teatro La Comedia. Porque si bien su llegada a las bateas se formalizó luego de convertirse en ganador del concurso de coproducciones musicales de la Editorial Municipal de Rosario, su origen estuvo vinculado con el carácter de presentación en vivo con el que LSB buscaban bajar los decibeles alcanzados durante las presentaciones de Fantástico bailable, su anterior producción. Sin embargo, la placa es una buena chance de acercarse al grupo, que demuestra aquí la versatilidad para transitar por diversos géneros, apelando a la canción como eje central.

Bajo ese marco, y considerando además que el proceso de grabación tuvo lugar a mediados de 2006, el del sábado por la noche será probablemente un show que funcione más como despedida de ese disco disfrutable de principio a fin. "En este momento resulta difícil seguir con este formato, porque ya lo tocamos casi dos años. Para mí lo del sábado entonces es como un broche. Más allá de que el disco es un comienzo, que va a traer más trabajo y abrir puertas, musicalmente para mí es un broche", reconoció en ese sentido Daniel Pérez, cantante y compositor del grupo que integran Fabricio Silvestri (guitarra), Martín Greco (bajo) y Pablo Brun (batería).

Porque si bien el músico admitió cierta continuidad del proyecto Promesas..., nuevas obras comienzan a buscar su espacio: "A los temas los vamos a seguir tocando con el estilo del disco, pero ya estoy trabajando en un repertorio nuevo. Estuvo bueno el hecho de poder mostrar las canciones así, tan desnudas, y por ahí mezclar lo de Fantástico... con Promesas... en una nueva producción es algo que tenemos ganas de hacer. Darle espacio a la canción pero sin perder la crudeza, las guitarras de Fantástico..., las pistas que también es algo que nos gusta mucho, volver a apretar un poco con el volumen, más rock y más funk, creo que el material nuevo va a venir más por ese lado".

Sin embargo, el carácter de presentación--despedida de la placa (hecho trascendental que tendrá su correlato en la participación de invitados como Andrés Abramowski, Rubén Bussi, Rubén "Chivo" González, Bonzo Morelli, Juano Reyes y Carlos Seminara como percusionista permanente) no minimiza el valor de este cuarto disco de LSB, donde se registra la madurez de un grupo que en poco más de una década supo defender su carácter independiente sin concesiones o autocondicionamientos artísticos. "Creo que ya insistimos bastante, y ahora más o menos sale bien, o caminamos sobre algunos pasos seguros --admitió Pérez--. Más allá de todo, en particular con nosotros hay gente que piensa que somos muy exigentes, pero yo pienso que los que dicen eso son mediocres. En un punto pienso que la música no sirve para nada, no tiene una utilidad, sino que sirve para hacernos sentir bien, para divertirnos, para compartir escenarios, generaciones. Hacemos las cosas por esos momentos, y tratamos de hacerlo de la forma en que nos parece es la mejor posible. Si alguien disiente no nos importa mucho".

A esa autoexigencia, el grupo le adosó otra dificultad: la de no facilitar el camino restringiendo su propuesta musical a un único género. "Los Sucesores de la Bestia tienen 11 años como banda, y pienso que los primeros siete fueron de reconocerse en la música, no había una línea. Pero a partir del 2003, y más allá de que uno escucha este disco y Fantástico bailable y no tienen nada que ver en muchos puntos, sí definí una línea compositiva. Al mismo tiempo esa línea compositiva no es blues, o reggae, es amplia, pero creo que dentro de esa diversidad, o dificultad si querés, tenemos un sonido propio. Todo el mundo hace lo más fácil, y eso también pasa con el público. Nosotros dentro de la oscuridad que es crear, tiramos piñas para otro lado, estamos tirando manotazos para otro lado. No sabemos bien para dónde vamos, pero sí sabemos lo que queremos hacer, no es que lo tiramos a la marchanta".

-Si uno pensara a la música como algo meramente comercial, esa postura podría ser conspirativa. Es decir, aquel que los conoció por Fantástico bailable puede quedar desconcertado con Promesas....

-Hay que ver hasta qué punto es conspirativo. Pero nosotros no hicimos esto para hacernos los raros, nos salió este disco, punto. En las reuniones de amigos yo agarro la guitarra y toco estos temas. En definitiva yo apunto a las canciones y no cómo las toquemos. Apunto a hacer canciones que ni siquiera haga falta que las toquemos para que estén buenas.

-¿El grupo acepta el juego de, en algún punto, ser prescindible?

-Y... genera discusiones. Primero hay que tocar el tema a ver qué pasa, qué sugiere la melodía, la letra, a ver qué onda. No importa si el bajo va todo derecho o metiste cinco semifusas, un arreglo buenísimo que remite a The Clash porque en "London calling" metían esas cosas... Está bueno meter guiños, intelectualizar lo que uno está haciendo. Pero al mismo tiempo si eso no está, también está bueno. Genera discusiones, pero me parece que es una discusión sana el hecho de si somos importantes, o no, para nuestra música. Eso lo dice la gente, porque si uno lo siente así hay una gran exigencia de estar a la altura de lo que la gente espera de vos, y terminás haciendo todos los discos iguales, porque la gente espera eso. Yo hago las cosas como me salen, pero no soy ingenuo y también pienso qué tema puede funcionar mejor como corte, que es parte del negocio.