Finaliza hoy en la ciudad de Santa Fe, la tercera edición del Argentino de Danza, organizado por la Universidad Nacional del Litoral a través de su Dirección de Cultura que comenzó el jueves pasado y que volvió a concitar la atención del público amante de las artes escénicas. Público que debió sin embargo soportar los embates de algunas falencias organizativas que postergaron algunos minutos la primera función del viernes y terminaron por suspender la esperada obra "Desolado", del reconocido bailarín y coreógrafo Miguel Robles.

En principio la obra "Milonga desierta" de Cecilia Hopkins sufrió una demora debida a inconvenientes técnicos, situación que fue aclarada por los responsables del evento, mientras el público hacia su ingreso a la sala después de una demora de más de 15 minutos.

Pero a las 22 de ese accidentado día, el público esperó largamente en la puerta de la Sala Mayor del "Teatro Municipal, presenciando idas y venidas de la compañía de Miguel Robles, hasta que se comunicó que el espectáculo se habia suspendido pero las entradas tendrían validez para una nueva función reprogramada para el mes de junio.

En un comunicado firmado por el Director de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral, Profesor Damián Rodríguez Kees, se aclaraba que "la suspensión del espectáculo "Desolado" de la Cia. de Miguel Robles, en la segunda jornada del III Argentino de Danza, se debió a inconvenientes de índole técnico surgidos a último momento que impidieron asegurar la óptima calidad estética de la puesta en escena de la obra, decidiéndose desde la organización en forma conjunta con el elenco su reprogramación para una nueva fecha a confirmar y así posibilitar la correcta apreciación del mismo por parte del público".

De todas maneras estos episodios no son desconocidos para los que habitualmente escuchamos las problemáticas que se suscitan por un lado con los técnicos de las salas oficiales y por el otro con las exigencias de algunos renombrados de las artes escénicas nacionales.

Hasta el momento estos inconvenientes históricos no han podido ser solucionados más allá de las fundamentaciones de ambas partes, en todo caso habría que pensar que paradójicamente quien más se perjudica es ese factor imprescindible de todo espectáculo que es el público.

En menor escala otra de estas irregularidades ocurrió ese mismo viernes, durante la presentación de la publicación "Cuadernos de Picadero nº 10: "Teatro -danza. Los pensamientos y las prácticas", a cargo de la Profesora Beatriz Lábatte.

Antes de comenzar los presentadores aclararon que si bien el material es de distribución gratuita, no se hallaban en el lugar ejemplares de la Revista en cuestión y que los interesados en adquirirla debían hacerlo en el local de la delegación que el INT posee en Santa Fe (?). Esto sumado a la ausencia en esta presentación, de algunos de los representantes del Instituto Nacional del Teatro, tanto a nivel local como nacional, presuponen que el supuesto lector y consumidor de esta Revista deberá ingeniárselas para conseguirla.

Esto no condice con la voluntad y el buen criterio de Beatriz Lábatte, una sólida investigadora de la Universidad Nacional de Tucumán que se refirió a su trabajo sobre uno tema "tan ambiguo como es el término teatro-danza". "En este material -dijo Lábatte- trabajamos sobre un tema inquietante, un tema que ha entrado en cierto desprestigio, ¿qué será esto del teatro-danza; alguna argucia utilizada por los productores de danza para meterse dentro de los subsidios que se otorgan al teatro, o para participar dentro de algunos Festivales de Teatro?".

Ahondando en esta problemática, la responsable de "Teatro-danza. Los pensamientos y las prácticas", plantea que "algunos teóricos llegan a afirmar que se trata de un "término﷓valija", porque cuando los críticos ven un espectáculo que no saben como definir, abren la valija del teatro﷓danza y lo meten allí dentro".

Una de las propuestas destacadas fue "Milonga Desierta" de la bailarina porteña Cecilia Hopkins, un espectáculo para analizar en forma más detallada por la rigurosidad de la investigación y la exigencia técnica y expresiva de esta auténtica creadora.

Tomar como disparador un tema tan trillado y tan bastardeado como el tango en las artes escénicas, distanciarse de interpretaciones tradicionales y bucear en la carnadura de esa danza desde la soledad de un cuerpo en movimiento es una tarea compleja.

En el caso de Cecilia Hopkins, pesan sus años de estudio y abordaje de la danza oriental y su acercamiento al teatro para diseñar una propuesta que por momentos se tiñe de ritual, un ritual donde los argentinos están íntimamente comprometidos.