Domingo, 6 de mayo de 2007 | Hoy
En el momento en que los padres ya no saben qué hacer con sus
hijos que hasta ayer eran sólo unos niños y ahora transitan
hacia la adultez, aparecen los talleres. Vea de qué se trata.
Por Sonia Tessa
"No sé qué hacer con mi hijo adolescente". Es una frase muy común en los padres. Sumidos en el desconcierto, y a veces en la impotencia, les resulta difícil acercarse a quienes fueron sus niñitos, pero están en tránsito hacia la adultez. Como un lugar de escucha y contención se ofrecen los talleres destinados a padres, docentes y toda persona interesada en el tema, que se realizan desde abril hasta junio en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. "Muchos padres están desorientados, y les cuesta ver cuál es su función. La etapa de sus hijos los conmueve. Lo importante es que encuentran un lugar donde ser escuchados, porque las coordinadoras no impartimos un saber magistral, sino que escuchamos lo que cada uno tiene para aportar", explicó la psicóloga Cecilia Pedro, responsable de estos talleres junto a sus colegas Adriana Bueno y Sandra Piotto. Este mes, los encuentros serán el martes 8, a las 19.30, para abordar el tema "Confrontación: entre el mundo adulto y la actualidad adolescente", y el 22, a la misma hora, para hablar sobre "Los adolescentes y los límites".
"Hay papás que no tienen claro lo que está pasando. Y la idea es poder entender que hay normalidad en esta crisis adolescente, que determinadas cosas tienen que pasar", explicó Pedro, quien aportó que una parte del desfase viene porque "trastabilla la función de los padres, debido a una cuestión cultural. Hay una adolescentización del adulto". En ese sentido, señaló que "todo es tan vertiginoso en esta época, que es muy difícil ser papá. Hay que analizar permanentemente cada una de las posibilidades que se abren para los hijos, poner en cuestión todo el tiempo qué se los deja hacer y qué no. Y además, los chicos están rodeados de amigos, muchos de ellos con padres que se suman a este boom de ser amigos de los hijos".
La marca de la época no sólo se ve en la idealización de la juventud, el dinero y el éxito, sino también en los momentos críticos que viven muchos padres. "Algunos están en una situación de inestabilidad laboral, o de reencontrarse profesionalmente, algunos han terminado con su pareja. Están viviendo una crisis parecida", describió la profesional, quien puntualizó, sin embargo, que "los padres no deben ser amigos de sus hijos, y es bueno que confronten. La crisis de la adolescencia es un momento importante, que debe atravesarse".
La experiencia de Pedro indica que hay "mucha desorientación en los papás". Sin embargo, recordó que la figura de los padres aún para la confrontación es importante para sus hijos. "El adolescente los necesita parado en su lugar. Que si él confronta, se mantenga en sus principios, que no vacile", apuntó.
Los talleres se centran en esta problemática, pero van abordando los temas que sugieren los propios participantes. Uno de los más convocantes es el de los límites, que llegó a desbordar las salas del Centro Cultural, por la presencia de más de 80 personas. "Muchos padres no saben cómo poner límites. Por nuestra historia como país, está mal visto. Se teme caer en el autoritarismo, ser dictador. Pero ser muy permisivo tampoco es bueno, porque los chicos necesitan límites, y los piden a gritos".
Pedro marcó una diferencia entre los modelos de padres. "Antes eran muy autoritarios, pero ahora se cae en la demagogia, por oposición al otro modelo", indicó.
Todas estas dificultades se reflejan en las patologías cada vez más severas que tienen los adolescentes. "Adicciones de todo tipo, abulia, desinterés, desorientación sobre el futuro laboral o profesional, en un nivel que llama la atención, porque tienen muchas posibilidades, pero no las pueden tomar. También se ven serios inconvenientes en afrontar los estudios en la Facultad", enumeró la psicóloga.
Los talleres son un espacio de reflexión, de contención, escucha y orientación. "No son terapéuticos", aclaró la profesional, quien indicó que luego de las reuniones, los adultos salen "reconfortados al ver que les ocurre lo mismo que a otras personas". Además, aclaró que "no sólo concurren padres sino también docentes que cuentan situaciones muy terribles de falta de respeto, violencia, a los que se les hace muy difícil sostener su posición". Concurren también tíos y abuelos. "Hace poco tiempo vino una abuela de 80 años a un taller". Durante la segunda mitad del año, el mismo equipo profesional realiza talleres para adolescentes, que este año serán en las escuelas.
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