Como la banda de habla castellana de mayor proyección internacional, Maná certificó la noche (helada) del lunes en Rosario todos los ingredientes que la hacen un gran jugador en la liga mundial de la música. Con una batería de canciones recordables ﷓¿quién no las escuchó alguna vez en FM o no vio los videoclips en el cable?﷓, carisma multitarget a cargo del vocalista Fher Olvera, una puesta en escena impecable y mucho profesionalismo, los mexicanos dejaron satisfechos a las casi 20 mil personas que fueron a buscar todo eso, y bien que lo encontraron.

Dos décadas atrás, desde el momento de su nacimiento en Guadalajara, Maná arrancó un proceso que se ha caracterizado por el crecimiento constante en popularidad. Con discos de todos los metales con que las multinacionales premian a sus artistas rendidores, en los países latinos Maná juega siempre de local, como lo está demostrando en Argentina. Y justamente, un país que también sabe recibir bien a otros exponentes del rock azteca como Cafeta Cuba o Molotov. Pero ningún de ellos ha logrado la repercusión de los Maná.

El último escalón que pisó con fuerza a principio de este año, fue el público latino de Estados Unidos, donde ya en 2006 su nivel de popularidad era comparable al de Shakira, mal que les pese.

Todo eso se reflejó en el Gigante de Arroyito durante dos horas donde no dejaron canción conocida sin interpretar, agrupándolas temáticamente en las baladas sentimentales, luego las dedicadas a la lucha por el cuidado del medio ambiente ("¿Dónde jugarán los niños?", se pregunta una de las más difundidas), y también un segmento donde expresaron su visceral rechazo a la globalización cultural y a las políticas del presidente George Bush.

La escenografía se ajustó también a la magnitud del encuentro, con momentos cumbres en la aparición de una cortina de agua para darle marco a "Llover" y la plataforma que elevó varios metros e hizo girar a Alex González junto con toda su batería.

Otro momento particular fue cuando invitaron a una chica del público a beber una copa de vino en el escenario, brindando a la salud "de la tierra del Che Guevara y de los Guerreros". Este último, un saludo que aparece en cada recital que se celebra en el estadio de Arroyito y que alude a parte de la hinchada de Central.