Viernes, 31 de marzo de 2006 | Hoy
Lo dijo el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, ante más de 500 magistrados de todo el país reunidos en Santa Fe.
Por Juan Carlos Tizziani
Unos 500 magistrados de todo el país -entre ellos 60 ministros de Cortes Supremas y Tribunales Superiores- comenzaron a sesionar ayer bajo la consigna: "Jueces y sociedad" para discutir cuatro puntos centrales: "Etica", "Independencia", "Capacitación" y "Prensa y justicia". Sin embargo, el acto inaugural le permitió al ministro de Justicia de la Nación, Alberto Iribarne, agregar otro, o al menos, puntualizar un cargo que hoy pesa sobre la Justicia y que la agenda del encuentro pareció omitir: "La desconfianza ciudadana en los jueces que tiene una explicación, un fundamento, que no surge por casualidad", dijo. Iribarne llamó entonces a "recuperar el prestigio de las instituciones judiciales", pero advirtió que eso "no se hace de un día para otro, por decreto, por acordada o por algunas declaraciones, sino que es un trabajo permanente, continuo". Y marcó el rumbo. "La función judicial significa consolidar la democracia y un estado de derecho con plena vigencia de los derechos humanos para todos y donde no haya impunidad para nadie".
La Conferencia Nacional de Jueces, la primera que se realiza en la Argentina con estas características, eligió un lugar histórico para el debate: el Paraninfo de la Universidad del Litoral, sede de las reformas de la Constitución Nacional, en 1957 y en 1994. Pero con un toque distinto: la obsesión por la seguridad. Un cordón policial clausuró al tránsito las cuatro calles de la manzana universitaria y hasta filtró algunos policías vestido de civil entre los asistentes. Mientras los organizadores limitaban la tarea de la prensa a sólo dos actividades del encuentro: el acto inaugural de ayer y una conferencia de prensa que habrá hoy, a las 19. El resto de las actividades, incluso un panel sobre "Prensa, Justicia y Sociedad" en el que participará el ministro de la Corte Suprema de la Nación, Eugenio Zaffaroni, estará vedado a los periodistas.
El rector de la UNL, Mario Barletta abrió la serie con un discurso de bienvenida a los jueces. Lo escuchaban desde el estrado, el presidente de la Corte Suprema de la Nación, Enrique Petracchi; su colega de la Corte Suprema de la provincia, Rafael Gutiérrez y el gobernador Jorge Obeid, entre otros.
Unos minutos después, el ministro Iribarne sorprendió con un abordaje que pareció incomodar al auditorio por que sólo cosechó aplausos tibios. "Las encuestas publicadas en los últimos meses y días hablan de la desconfianza ciudadana hacia el Poder Judicial. Por supuesto, que esto se inscribe en un descrédito general de las instituciones, no en particular del Poder Judicial", intentó suavizar Iribarne. "Todo esto tiene explicación, un fundamento. No es por casualidad que surgen la desconfianza, el descrédito.
"Hace pocos días se cumplieron 30 años del golpe de marzo de 1976 y pese al tiempo que ha pasado, estamos viendo todavía consecuencias. La perspectiva histórica nos permite decir que ese proceso tuvo como objetivo liquidar un intento de desarrollo nacional autónomo, basado en la solidaridad, destruyendo e intentando destruir todas las organizaciones políticas, económicas, sindicales, sociales que podían dar sustento a ese proyecto, vaciando al Estado, despojándolo de capacidad e instrumentos para llevarlo adelante", reflexionó Iribarne. "En 1983, la recuperación de la democracia generó una enorme expectativa social de cambio. Pero lamentablemente, los dirigentes en general y los políticos, en particular, no estuvieron a la altura de esta demanda. Porque no se pudo articular un proyecto nacional integrador que no tuviera los niveles que aún, pese a que están en retroceso, los niveles de exclusión, de pobreza e indigencia que todavía soportamos. No lo pudimos hacer. Y este descontento se patentizó en diciembre de 2001, cuando el descrédito y la desconfianza de nuestro pueblo en las instituciones fue prácticamente absoluta.
Iribarne marcó la importancia de recuperar la confianza ciudadana en los jueces. "En ese sentido, es muy importante ver qué significa la función de administrar justicia. Entendemos que significa consolidar la democracia y un estado de derecho con plena vigencia de los derechos humanos para todos y donde no haya impunidad para nadie". "La función judicial es un instrumento para la paz y la justicia. La democracia como sistema y la función judicial en particular lo que hacen es evitar que la violencia sea la forma de resolver los conflictos. Por eso, cuando un juez resuelve una controversia con justicia, no dictando meramente una sentencia, está contribuyendo a la paz. Me parece muy importante destacar esto. Cuál es la función que cumple la justicia en el estado de derecho y en la democracia que aspiramos", agregó.
"Recuperar el prestigio de las instituciones judiciales será una tarea esencial. Pero eso no se hace de un día para el otro, por decreto, por acordada, o por algunas declaraciones, sino que es un trabajo permanente, continuo", concluyó el ministro.
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