Jueves, 27 de septiembre de 2012 | Hoy
Salud
¿Quién cuida de nuestra Salud Pública? El 12 de septiembre, a la madrugada, después de haber pasado un duro día con fiebre y un gran malestar me dirijo al Hospital Provincial. Pido ser atendida por la guardia y la secretaria de ventanilla me pregunta qué tengo. Le digo mis síntomas y me dice que no me pueden atender porque estaban de paro, hasta nuevo aviso y que sólo atendían urgencias. Indignada me fui al HECA, en donde me anotan. Esperé 2 horas y por fin sale una doctora. Estuvieron "descansando", sin atender a nadie durante horas... Me dijeron que tenía una angina virósica que no me podían dar nada, que se iba solo, a lo que yo dije: Pero los ganglios del cuello me duelen mucho y eso no es normal. Nunca me tomaron la presión, ni hicieron un chequeo de sangre de rutina y prácticamente todo el tiempo me hablaron de lejos.
A la mañana siguiente, cuando me levanté ya no podía ni tragar agua, seguía con fiebre y el malestar me estaba sofocando. Una amiga me ofreció llamar a Ecco. Y así fue. Vino una doctora, me revisó y me dijo que tenía faringitis y que como los ganglios estaban muy inflamados, me daba amoxixilina duo por 7 días. La amoxixilina se terminó, el reposo se cumplió y yo nunca paré de empeorar.
El 18 de septiembre me volví a dirigir al Hospital Provincial. Llovía. Fui caminando, apenas tenía 40 pesos en mi bolsillo, ya que estuve una semana sin poder trabajar y sin obra social, no tengo otra que recurrir a los hospitales públicos. Me anotaron en la guardia y me atiende una doctora, que apenas me revisa, se va. A la media hora aparece ella y un médico, creo que era el Jefe de Guardia, me vuelve a preguntar qué tengo, me palpa los ganglios y me dice, ¿no tenés médico de cabecera? Y le respondo: la verdad, no. El me dice: esto lo tenés que hacer ver por otro lado, porque hay que hacer estudios y esto es una guardia. Yo le digo: sí, por eso vine, porque es una guardia y me siento muy mal. Salí humillada de ahí y lloré por largo rato, mientras caminaba hacía mi casa, y fue ahí cuando recordé que a las personas que viven en el centro y que son de bajos recursos como yo se las atiende en el Centro de Salud de la Maternidad Martin. Y fui allí, ¡gracias a Dios! Me atendió con muy buena predisposición un doctor que cumplió excelentemente su función de médico, pero por sobre todas las cosas fue humano. "Tenés un masacote en el cuello, así se llama. Esto es una Adenitis infecciosa. Te veo en 48 horas, sino te tengo que mandar al hospital". Tenía cara de preocupación.
Tenemos un sistema de salud pública que no da ni siquiera lástima, que desmejora día a día. Como dice Condorito: "¡Exijo una explicación!".
Sabrina Tamara Castañeira
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