El jueves al mediodía, el Ministro de Trabajo de la Nación Carlos Tomada anunció por Canal 5 de Rosario que "el conflicto en la General Motors está superado", y agregó que "en las próximas horas se le va a dar forma al acuerdo". El jefe de la cartera laboral, que participaba de un acto en la localidad de Pérez tenía la sonrisa de oreja a oreja que se le desdibujó apenas llegó a su despacho en la ciudad de Buenos Aires cuando le informaron que "se cayó todo el esquema". El relato es necesario para graficar el grado de precariedad de la estabilidad laboral y la volatilidad de la posición empresarial, que una cosa expresó ante los funcionarios y otra muy distinta expuso frente a los trabajadores mecánicos. Agréguese que al que indujeron al error no fue a un funcionario de segunda o tercera línea sino al Ministro de Trabajo.

Recién mañana, después de varias marchas y contramarchas, tal vez se pueda llegar a un acuerdo. De momento los trabajadores siguen la vigilia y no se descarta la toma de la fábrica si no aparece una solución consistente, que permita tener una Navidad en paz. Para ello el gobierno nacional deberá ejercer presión y no desentenderse como ocurrió en el comienzo del conflicto que fue menospreciado y fue creciendo hasta llegar a la situación actual.

El caso de GM es tal vez el emblema de los tiempos por venir. Siguiendo con la figura de la Navidad, podría decirse que el Ministro Provincial Carlos Rodríguez va a tener más trabajo pasada la Noche buena y el fin de año que los médicos de guardia del Heca en las horas posteriores a la celebración. Deberá estar atento a las urgencias y también trabajar en la prevención, sobre todo en la zona del cordón industrial donde hay síntomas de conflictividad social a partir de la recesión que crece y no se puede disimular.

Además de "tomar el turno" el Ministro de Trabajo, y tener un respiro los funcionarios de la EPE -no por el clima o las obras sino por la gente que abandona la ciudad en enero- seguirá la "guardia permanente" del Ministerio de Seguridad que sigue siendo el más cuestionado. Y en rigor, a los hechos amplificados por algunos medios que se apasionan con las crónicas policiales, hay que sumar la tensión propia de la crisis, y los posibles conflictos laborales. En ese sentido, y más allá de los reclamos de los oyentes de programas radiales transformados en fiscales de la patria, la decisión de no reprimir que comparte el gobierno de Hermes Binner con la administración nacional sigue siendo un hecho saludable, lo mismo que la resistencia a las simplificaciones que pretenden "mano dura" o "reducción de la edad de imputabilidad" como salida de un conflicto que no es de índole policial sino social.

"La cosa se va poner difícil en el verano, porque lo del campo sigue mal y se van a sumar los problemas en las zonas industriales", confió a este cronista un funcionario provincial que mantiene buenas relaciones con el gobierno y en especial con el Ministro Tomada. Precisamente, el jefe de la cartera laboral mantuvo contacto además con intendentes peronistas del cordón industrial para en alguna medida "instruirlos" entorno a la estrategia para evitar despidos en la temporada estival. Según las previsiones del gobierno nacional, el primer trimestre será el más complicado, sin embargo el hecho de que se inicie un año electoral le agrega un componente inquietante, sobre todo a las provincias cuyos gobiernos no responden al Frente para la Victoria.

No es sólo el color político el que marca diferencias entre la provincia y la nación. Para los habitantes de la Casa Gris, más allá de los problemas estacionales -cortes de luz, como principal motivo de crispación- esperan para mediados de año el mayor coletazo de la crisis. Para entonces ya va a estar instalada la campaña y las sesiones del parlamento provincial pueden llegar a esfumarse durante ese período con las consabidas dificultades para el Poder Ejecutivo.

Va a ser muy interesante para entonces ver cómo se las ingenian los candidatos -especialmente los peronistas- para sostener la campaña. Hasta hoy tanto Carlos Reutemann como Agustín Rossi se perfilan para encabezar las listas de senadores y diputados respectivamente, lo que resulta curioso es que mientras alrededor del Lole conjeturan que será María Eugenia Bielsa su acompañante, afirman que la lista no irá bajo la nomenclatura de Frente para la Victoria, sino con otro nombre fantasía. Lo mismo que esperan que "lo corran al Chivo" aún cuando el ex-piloto no se cansa de decir que "no veto ni vetaré a nadie". En realidad y más allá de lo que "midan" cada uno de ellos, hay que decir que Rossi ganó todas la votaciones que le "encargaron" (incluidas las retenciones) y el Lole votó en contra en las más importantes para el gobierno K, la última hace cuatro días, contra el blanqueo de capitales.

"Habrá que ver cuál es la estrategia nacional, y si no conviene provincializar el discurso", sostienen cerca de Reutemann, sobre todo si se va con la dualidad discursiva en el tema del campo. "Nosotros perdimos la provincia en las grandes ciudades, y ahora corremos el riesgo de perder en el campo", se preocupa la fuente. Sin embargo, su despedida revitaliza su mentalidad típicamente peronista "el Lole no perdió nunca, siempre que jugó ganó". Lo que no pudo asegurar, entonces, es que Lole vaya a jugar.

Los socialistas, en cambio, no parecen demasiado preocupados por los candidatos. Su principal figura no estará en ninguna lista, sin embargo Binner sabe que él se juega tanto o más que los que van en la boleta. La de Senador sin ninguna duda llevará en letra grande a Rubén Giustiniani, y una aliada de otra fuerza será quien lo secunde. En diputados lo más probable será un radical o extrapartidario al tope y luego los socialistas. En cualquier caso no es ni será la mayor preocupación. La gestión, la situación social y laboral, son el motivo de desvelo del gobierno de Hermes Binner que tiene mucho que más que ganar que un comicio parlamentario, que es importante pero que no le va a cambiar la vida a millones de ciudadanos que siguen esperanzados en los buenos tiempos.