Jueves, 3 de septiembre de 2009 | Hoy
Por Sindicato de Prensa Rosario
El envío al Congreso Nacional por parte del Poder Ejecutivo del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual movió una multiplicidad de opiniones. No podía ser de otra manera: están en juego la libertad de expresión y el derecho a la información, dos caras de una misma moneda que involucra a la sociedad y por supuesto a los trabajadores de prensa. Estos derechos en juego superan, más que holgadamente, al limitado concepto de la libertad de prensa que en realidad se transformó en la libertad de los poderosos de concentrar la propiedad de medios para defender sus intereses. El proyecto mencionado tomó los 21 puntos elaborados por la Coalición por una Radiodifusión Democrática, un espacio de convergencia social tan amplio como plural del que el Sindicato de Prensa Rosario forma parte.
El proyecto tiene defensores y detractores. El debate siempre es bueno, con la condición de que sea patrimonio de todas las personas y no esté sesgado como proponen los propietarios de los medios que sólo permiten difundir las voces de los detractores del proyecto. Hoy, en los grandes medios, recibimos órdenes tajantes: no se escribe, no se informa, no se hacen escuchar voces que tengan que ver con una mirada aprobatoria hacia el proyecto de ley en el Congreso.
En nuestra Declaración de Principios sobre Etica Periodística decíamos: nuestro primer compromiso es con la verdad. No somos operadores comerciales ni políticos, simplemente periodistas. La información no es para nosotros una mercancía, por lo que reivindicamos los principios de honestidad intelectual y libertad de conciencia.
* El trabajo periodístico no significa sumisión de conciencia, por el contrario el hecho de trabajar para una empresa que tiene su línea editorial, no implica que se dejen de lado convicciones y principios, cualquiera sea la índole de los mismos.
* No podremos ser obligados a escribir sobre aquello que nos violenta en esas convicciones o principios o que sabemos que no responde a la verdad.
* Las empresas de la comunicación no pueden ser concebidas como grandes negocios cuya finalidad última sea la acumulación de poder con vistas a la obtención de mayores ganancias. Por el contrario, corresponde a los medios una profunda responsabilidad social.
* Los periodistas debemos defender el sistema democrático, la pluralidad informativa y el pleno respeto por los derechos humanos. El trabajo profesional no puede nunca poner en riesgo estos principios. Por el contrario, debemos denunciar los hechos que atenten contra los mismos.
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