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Lunes, 2 de febrero de 2015

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD.

El triunfo se reserva para pocos

En días más las cartas estarán echadas en Santa Fe. Terminado el duelo político por la muerte de Nisman, los candidatos comenzarán a mostrar sus dientes y las incógnitas comenzarán a develarse. El peronismo no tiene definido ni el nombre del Frente que lo representará en las urnas, pero prepara lanzamientos resontantes. ¿Jugarán Bielsa, Perotti y Reutemann también?

 Por Leo Ricciardino

Los primeros días del mes que acaba de empezar serán clave para las fuerzas políticas con más chances de pelear por algo grande en las elecciones santafesinas. El pudor, inmovilismo y recato que impuso la muerte del fiscal Alberto Nisman, fue casi exagerado aquí pero ajustado a un pesar social que no dejaba demasiado margen para la acción abierta, impulsado principalmente por los grandes medios de alcance nacional y con discursos claramente direccionados. Con todo, enero culmina con hechos resonantes en la provincia y sobre todo en Rosario: por encima de todo, la cantidad de homicidios con la que empezó 2015 aquí no dan para tener demasiadas esperanzas de un año más calmo que el que pasó.

Enero se fue y se llevó la pelea interna más importante hasta ahora. Esa que traía el rumor de que Miguel Lifschitz no iba a poder frente Miguel Del Sel, por lo que hacía falta jugar "el ancho de espadas". Hermes Binner anduvo unos días merodeando con la idea sin que nadie se animara a decirle que ya no era su tiempo, que su principal aporte debía estar al lado de los candidatos y que su lugar era "arriba" en la nacional.

Tuvo que atalonarse el propio Lifschitz, recordar que ya había esperado un turno, que masticó en silencio la bronca de 2011 cuando el elegido fue Antonio Bonfatti, que se preparó todos estos años para esta carrera por la gobernación y, finalmente, que podía ganarle a Del Sel con la ayuda de todos los jefes políticos sumados a la campaña. Y así pasó el brulote que pocos se atrevieron a reconocer públicamente pero que se desarrolló en los pasos descritos.

Otra vez en el centro de la escena, con Carlos Fascendini como candidato a vice; Lifschitz se sintió libre de comenzar a golpear de a poco a sus contrincantes. La llegada a Santa Fe del impresentable secretario general de los peones rurales de la Uatre "Momo" Venegas y el beso final y tan esperado de Lilita Carrió a Macri, le dejó condiciones inmejorables para ser ácido. "No me imagino a Santa Fe gobernada por Del Sel, el Momo, Boasso y Lilita Carrió", disparó el socialista sabiendo que la mezcla olería a traiciones profundas y vueltas de campana desde una fuerza a otra.

Ya había sido lo suficientemente hiriente cuando dijo de Del Sel Boasso: "Uno nos hizo reír a todos y el otro se la pasó todos estos años haciendo política antifrentista", como disparó el senador provincial, quien tras el incidente interno con Binner sabe que se juega la vida en estas elecciones y que no tiene otro horizonte posible que no sea el triunfo si quiere seguir asociado a la política.

Lifschitz tiene que remontar ahora un desconocimiento de casi el 30 por ciento en los departamentos del norte. Y eso se hace con dos cosas: Dinero y tiempo, en ese orden. Por eso necesitaba salir claramente a la cancha antes que otros candidatos, para revertir esa situación.

Pero el apuro era sólo para esta fórmula provincial y para el espacio de Antonio Bonfatti como cabeza de lista para diputados provinciales. Todo lo demás llevará un tiempo más. Por eso el congreso partidario de los otros días no confirmó a la intendenta Mónica Fein como candidata a la reelección, ni a Pablo Seghezzo como candidato a concejal del oficialismo, tampoco a Verónica Irízar ni a Emilio Estévez. Todos serán preservados al estar la mayoría en funciones ejecutivas y mientras más se dilate el lanzamiento, más se demoran los dardos adversarios que empezarán a recibir una vez arriba del escenario electoral.

El enigma peronista

En ese mismo entendimiento, el peronismo ha jugado desde mediados de diciembre con la paciencia de todos. Opositores, precandidatos, periodistas, afiliados y dirigentes propios llegaron a exasperarse con la dilación en las decisiones de los candidatos más gravitantes. Sabe que tiene candidatos muy conocidos en todo el territorio que podrían ser "instalados" en pocos días sin recorrido previo.

Es obvio que María Eugenia Bielsa es la que atrae todas las miradas y es objeto del misterio que rodea al PJ provincial (ver nota pag. 3). Pero también lo es Omar Perotti, la otra figura que concita el interés de la fuerza política que es consciente de que tendrá que hacer un enorme esfuerzo para recuperar el terreno perdido en Santa Fe.

Bielsa sigue conversando y buscando garantías aquí y en Buenos Aires que le permitan salir al ruedo. Perotti depende de las decisiones que pueda tomar la arquitecta, aunque se encarga de guardarse siempre un margen de juego propio porque así lo requiere la estrategia general. Pero al momento hay una cosa en claro: la Nación impulsa la fórmula Bielsa Perotti como la alternativa más poderosa. Todo el peronismo sabe eso, pero de ahí a lograrlo hay un trecho importante.

Si Bielsa tuviese que elegir compañero de fórmula optaría por alguien de un perfil más bajo que el de Perotti, y el propio diputado nacional está muy entusiasmado con encabezar él mismo una fórmula aunque estaría dispuesto sin dudarlo a acompañar a la ex vicegobernadora si el respaldo nacional es absoluto.

"Los dos en la cancha cambiarían todo el actual escenario", se entusiasmaba días pasados en el congreso partidario un dirigente de experiencia. Y eso que no mencionó un tercer jugador clave en la estrategia que podría completar el batacazo peronista: Carlos Reutemann encabezando la lista de candidatos a diputados provinciales. Ahí sí, el peronismo santafesino empezaría a jugar otro partido, muy distinto al rol que le tiene reservado el Frente Progresista, que pasa por sacarle votos a Del Sel para facilitar el triunfo de socialistas y radicales. Esa "mano" a cualquiera le gustaría tenerla directa desde la baraja. ¿Imposible?, nada es imposible en política, pero que es sumamente difícil, no cabe dudas.

Todo juego que no incluya por lo menos dos de estos tres nombres, servirá para otra cosa pero no para ganar. Se sabe, las elecciones hay que disputarlas y a veces los dirigentes más importantes tienen que participar para garantizar otros cargos y mantener las estructuras partidarias y de sectores y corrientes internas que deben sobrevivir de cara a futuras contiendas. Pero el triunfo está reservado para unos pocos.

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Imagen: Andrés Macera
 
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