Sábado, 17 de diciembre de 2011 | Hoy
CIUDAD › INVESTIGA LA JUSTICIA
Un adolescente alojado en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente de Rosario (Irar) amaneció ayer ahorcado dentro de su celda. El hecho motivó una investigación judicial para determinar las circunstancias de lo que a priori se consideró un suicidio. El caso conmocionó al personal del efector dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y reactivó la demanda de que esa institución cierre de una vez, tal como desde el gobierno se ha planteado en reiteradas ocasiones.
Se llamaba Johnatan Retamoso y tenía 17 años. Estaba alojado en el sector B del establecimiento situado en Provincias Unidas y Presidente Perón. Había llegado hasta allí el 7 de diciembre pasado, por estar involucrado en una causa penal que investiga la jueza de Menores nº 2, María del Carmen Musa.
Como todos los días, ayer a las 7 de la mañana, agentes del Servicio Penitenciario ingresaron a los corredores donde se alinean las celdas individuales en las que pernoctan los 44 jóvenes en conflicto con la ley penal. Entonces fue que advirtieron que en el sector B, una sábana estaba anudada a los barrotes de la ventana de una puerta de celda. Al abrirla descubrieron el cuerpo sin vida de Retamoso, colgado del cuello.
La muerte se produjo entre las diez de la noche del jueves, cuando los internos debieron ingresar a las celdas, y la madrugada de ayer. La jueza de instrucción en turno, María Laura Sabatier, dispuso el traslado del cadáver al Instituto Médico Legal para la autopsia.
La investigación penal, además del sumario administrativo interno, deberá determinar si hubo responsabilidades del personal de guardia en el deceso del joven.
Según el personal del equipo de acompañantes juveniles del instituto, era la tercera vez que Retamoso estaba recluido allí. "Es frecuente que los chicos se provoquen cortes o que amaguen a suicidarse, siempre como estrategia para conseguir algún beneficio, pero Johnatan no hacía esas cosas. Era un pibe tranquilo", observó un acompañante juvenil.
La última vez que murió un interno dentro del Irar ocurrió en abril de 2007, cuando Néstor Salto, un chico de 17 años imputado de homicidio, murió asfixiado como consecuencia de haber quemado su colchón dentro de la celda.
"A nosotros nos habían contratado para acompañar el proceso de cierre del Irar, y sin embargo este lugar sigue abierto y no hace honor a su función de rehabilitación sino todo lo contrario", plantearon los acompañantes juveniles.
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