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El gobernador Hermes Binner hizo ayer un doblete de obras en Rosario. Por la mañana recorrió con el ministro Hugo Storero la remodelación de la avenida de la Travesía. Y por la tarde, firmó el contrato para reacondicionar la presa de retención de crecidas del Ludueña, un trabajo largamente reclamado por los vecinos de varios barrios, entre ellos Empalme Graneros.

Sobre las reformas de la Travesía, Binner señaló que "es una obra muy integral". Acompañado por los ministros de Obras Públicas y Vivienda, Hugo Storero; y de Economía, Ángel Sciara; y por el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, el gobernador comenzó la recorrida en el obrador de la empresa constructora Rava SA, que se encuentra ejecutando los trabajos, ubicado en la intersección de calle Génova y la ex Travesía. Desde allí, se dirigió a pie junto a personal técnico de la empresa e inspectores de Vialidad provincial. "Esta nueva vía de comunicación, con la nueva iluminación, el tratamiento de desagües y aguas; y los trabajos de la EPE, va a generar un lugar muy bonito para ingresar a la ciudad de Rosario y brindará mucha comodidad para la gente que vive en la zona", expresó.

La obra comprende la construcción de una avenida de doble mano, con cantero central y cordón cuneta, en una extensión de más de tres kilómetros, entre avenida Sorrento y bulevar Avellaneda. Permitirá completar uno de los principales corredores de ingreso a Rosario desde Santa Fe, en el norte, y desde el aeropuerto internacional Islas Malvinas y ruta nacional Nº 34, en el oeste. Demandará una inversión de más de 45 millones de pesos y tiene un plazo de ejecución previsto de 18 meses.

Por la tarde, y junto a Ciancio, Binner firmó el contrato con la empresa Dicon, por 2,7 millones de pesos, para reacondicionar la presa de retención de crecidas del arroyo Ludueña. "Es un momento de alegría poder llevar adelante esta obra de reparación de la presa del Arroyo Ludueña, en esta vecinal, con tanta gente amiga, con gente que ha luchado en forma destacada", señaló el gobernador tras la firma del contrato que se llevó a cabo en la vecinal Lisandro de la Torre. Y rememoró la inundación de 1986. "Recuerdo en forma imborrable el momento en que llegaban los ómnibus que traían a mujeres, hombres, niños, jóvenes y viejos, con una cara en la que se leía el momento de desesperación que habían pasado, daba la sensación de que eran soldados que volvían de una guerra".