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1) Creo que hablar de un acontecimiento es marcar una arista y me parece que la particularidad de este año es que quienes producen comienzan a entender que hay que mancomunarse para hacerlo, cruzar experiencias, articular esfuerzos, sumar recursos. El acontecimiento es la cara visible de un proceso, y a mí me parece que es el proceso el verdadero acontecimiento. Quizás lo diga desde un lugar en el que todos los días me toca compartir esto con cientos de personajes invisibles al "acontecimiento", sin los cuales no habría nada que destacar. Brindo por ellos.

2) Los mismos de siempre. El presupuesto nunca está a la altura del deseo, el factor humano aporta sus miserias, la comunicación nunca termina de convencer, el público no se define como consumidor y entonces no existen mercados que sostengan la actividad profesional de los creadores. Y otros, claro. Pero se puede mejorar y crecer en todos estos sentidos.

3) Creo que la crisis no se sintió tanto como para afectar en forma notoria la producción cultural. Es más, la perspectiva de crisis siempre es un argumento alentador para la producción cultural, aunque hay algunos segmentos que seguramente se ven afectados, como el de la producción de grandes espectáculos internacionales o nacionales en nuestra ciudad. En el campo independiente estoy convencido de que es posible generar acontecimientos sin grandes presupuestos en la medida de sepamos co producir, aunar esfuerzos e intereses

4) La idea de público exigente me parece volátil. ¿Cómo se define? ¿Cómo se manifiesta? ¿Con silbidos, aplausos o silencios? Quizás sí tengamos un público crítico, e incluso un sector de público analítico, lo que no siempre quiere decir lo mismo. Celebremos que tenemos público y que (existen algunas señales de esto) quizás vaya en aumento. Lo que no es poco.