Viernes, 18 de diciembre de 2009 | Hoy
CIENCIAS SOCIALES
Por Pablo Pérez
Hace unos días fui a visitar a mi amigo, el escritor y artista conceptual Raúl Escari. Después de fumar un par de porros quiso mostrarme una de las dos obras que conforman Reminiscencia, muestra que ya puede verse en el C. C. Borges (Pabellón Berni): abrió la heladera, donde por lo general no hay más que CocaCola y la cajita del faso, pero que esta vez estaba llena de cuchillos de cocina, algunos de gran tamaño; los dispuso en fila sobre la mesita cuadrada de madera a la que estábamos sentados, todos apuntando hacia mí. Impactado, recordé aquella noche cuando le dije, según él mismo lo cuenta en Dos relatos porteños, que nunca nadie me había chupado tan mal la pija como él. Bajo los efectos paranoicos de la hierba, pensé en el amor no correspondido, muchas veces generador de energías demoníacas que pueden destruir al ser amado, y tuve miedo de que todos aquellos cuchillos, movidos por alguna fuerza sobrenatural al mejor estilo Carrie, se me clavaran en el pecho. Por si acaso, los giré uno por uno en dirección a Escari, que enigmático dijo: “Sí, mejor los guardo. ¡Es muy fuerte!” y los metió en la heladera.
Aliviados los dos, Escari me contó que a la obra, titulada Violencia, le faltaba un detalle: una mancha de pintura roja en la punta de cada cuchillo, y que se trataba de un diálogo con la obra Mancha de Sangre, del artista argentino Ricardo Carreira, un charco de resina de poliéster rojo exhibido por primera vez en 1966, en la muestra colectiva Homenaje a Vietnam.
La otra obra que compone Reminiscencia es un video llamado El fin de la partida, en el que Escari se despide del departamento donde vivió sus últimos años en París, para venir a instalarse definitivamente en Buenos Aires. La muestra se completa con un texto llamado Raúl Escari. Autobiografía XI: Reminiscencia, primorosamente editado por Fernanda Laguna y que ya figura en el catálogo de Belleza y Felicidad. El autor insiste en que debe ser leído antes de la contemplación de sus dos obras.
En la sala contigua, puede verse la muestra del cineasta francés Robinson Savary, donde se presentan dos series de fotografías en blanco y negro: la primera consiste en retratos de los personajes de circo que compuso para su film Bye Bye Blackbird –un enano con aspecto de gigante, un payaso, un jefe indio, una amazona y una trapecista– la segunda, tiene como tema a las travestis de los Bosques de Palermo. Durante la inauguración se produjo un hermoso contraste entre aquellos atemporales retratos y los coloridos atuendos de las diez travestis fotografiadas, que irrumpieron en la muestra encabezadas por Sayuri Tuchía Salazar, una de las modelos y curadora de la exposición. La muestra fue titulada Los raros por sugerencia de Raúl Escari, amigo y vecino de sala de Savary, sin dudas, el más raro de todos.
* Canción de Súper Siempre (Courtis, Prior, Garamona y Bizzio), dedicada al artista.
Las dos muestras estan hasta el 10 de enero C. C. Borges San Martin esquina Viamonte.
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