Si el icono under porteño Mosquito Sancineto te invita a su fiesta, ya sabemos que no es una fiesta cualquiera, ya que por su loca cabecita no pasan ideas, como carnaval carioca con sombreros de cotillón. Y sus amigxs y seguidorxs son de los más variados gustos y colores, pero todxs, con las mentes y los partes bien abiertas. Artistas y profesionales, chongazos no tan chongazos; damas, damitas y travicelas... Después de decidir si chatitas o tacos, rulos o planchita, todx de violeta o fucsia, llegué al salón que por la fachada parecía que estaba entrando al cumple de 15 de alguna compañerita del secundario; pero enseguida la mitad hombre-mitad mujer Paula y la pulposa Daniela me reciben y me doy cuenta de que de 15 sólo tenemos los tacos. Subí la escalera y ahí estaba Tommy, de pies a sombrero de inmaculado blanco, cortado por el azabache de su lacia y larga melena. Pago mi entrada y, como era de esperar, el salón estaba colmado de gente muy joven, mezclada con actores, actrices, directorxs de cine, escritorxs, productorxs, noterxs de televisión, periodistas; discreta farándula cachonda incapaz de opacar mi Lux, pero bien dispuesta a avivarla. La única ausente fue la pequeña trans Pepona Argentina, que sin permiso se escapa por las noches, pero a tiempo se enteró de que su mamá Norma también vendría a la fiesta de Mosquito. Es que nadie se quiso perder la experiencia, tampoco esos cuantos mulatos y morenos, de variadas latitudes latinoamericanas, por no decir, unos negros rompecalzones diviiinos a los que anoté de inmediato en mi tarjeta de baile.

En el escenario aparecieron el anfitrión y su co-equiper, Mosquito y Ariana Cano, dando la bienvenida e iniciando el jolgorio. Segundos después, una voluptuosa y entangada mujer, de sexo original y lolas tuneadas, apareció en medio de la pista, para ser pintada con colores flúo por todos los concurrentes y hacer un body-painting colectivo. Bailó árabe Klaudia con K, cantó lírico José Francisco Pilquimann y los dominicanos RD Family llenaron de hip-hop y reggetón la noche.

Todo muy lindo, hasta los baños estaban amplios, luminosos y muy limpios. Y sin embargo no fue ahí donde, como en el recordado programa de Berugo Carámbula, los sueños se hicieron realidad. De la mano de una de esas esculturas bruñidas que convirtieron en necesidad eso de consumar la unión latinoamericana relojeamos el sitio hasta descubrir los cortinados rojos que decoraban las paredes: por debajo, como una invitación, pares de zapatillas hacia un mismo lado, pares de zapatillas hacia el otro lado, rodillas y tacos. ¡Sólo había que envolverse y gozar! No voy a dar detalles de lo sucedido adentro del “túnel individual del amor”, eso me lo guardo para mí y mis 5 partenaires de esa noche. Sólo tengo para decir que hacía mucho que no estaba con tanta gente tan diversa, pero con las mismas ganas de divertirse. Ahora estoy esperando la próxima, para vivir otra noche de rojo cortinado y “negro” pasión.

2ª FIESTA DE PUTA MADRE
21 de febrero - Maza 457
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