Cuando salió el SOY fue una emoción tremenda. Los colecciono y los exhibo bien a la vista en el puesto. Laburo con mi viejo, que sabe, y otro compañero que sabe desde este año. Ahí en el puesto siempre hay alguno que te quiere levantar si te ve sola. Yo ni bola, pero no les digo que soy lesbiana, me da cosa por los vecinos, porque en el barrio todos me conocen. No me parece necesario decírselo a todo el mundo. Me da bronca porque siempre te quieren levantar tipos y nunca una chica, también ciertos comentarios, cosas que me dice mi hermana, amigas hétero o pibes que te quieren levantar: “Si no probaste con hombres, ¿cómo sabés que no te gusta?” o “¿estás segura?, ¿es para siempre?” En el barrio (Colegiales) hay bastantes tortas, todas pasan, te miran, pero nunca nada. Me doy cuenta de que son tortas por la mirada, la forma de caminar que tienen las que son bien chongo, algún gesto. No hubiera venido a hacer esto hace 10 años porque no había salido del todo. Soy de ponerme de novia, la última relación seria que tuve duró un año y medio, el año pasado.