Viernes, 16 de octubre de 2015 | Hoy
Mientras transcurría el Encuentro Nacional de Mujeres, donde la esperaban aparecer con su bandera de lucha que decía "Travajo", asesinaban a Diana Sacayán, una de las activistas trans más importantes del país, que promovió leyes y políticas públicas para mejorar la vida de todxs y que en los últimos años tuvo activa participación en la redefinición de estas políticas a nivel internacional. Asesinaban a la periodista, a la militante de base, la agitadora en tierras propias y extrañas. En este número SOY la despide con dolor y cada testimonio da cuenta de las tantas vidas que se han perdido al perderse la vida de Diana.
Por Liliana Viola
CRONISTA DE SU VECINDARIO
Un nombre elegido a pura conciencia redoblada –bandera quechua y diosa cazadora–, una voz zumbante entre el arrullo tucumano y el apremio bonaerense. Así se presentó, Amancay Diana. Y con esa capacidad de tensar el arco que va de guerrera a pendenciera, Diana se levantó la remera y me mostró la panza cuarteada al medio, del cuello al ombligo. "Si lo que quieren es que tenga tajo, acá tengo tajos para tirar al techo".
Esta escena en la que la Sacayán se defiende/ se define sacando cuerpo es lo más cercano a lo que se pueda llamar "romper el hielo" en aquella primera entrevista donde se iba a convertir en colaboradora de SOY. Tiempos (no ajenos todavía) en que preguntar por el número de monotributo a colaboradorxs trans era una broma de humor negro. Te mostré mi "documento epitelial de identidad", decíamos cuando llegó la hora trasnochada de reírse de todo, después de años de trabajo en este equipo; de reírse incluso de las cosas que no dan risa porque si te descuidás, te matan. No hacía falta esa demostración: antes de la cirugía estética que la reconcilió –o al menos marcó una distancia prudencial entre ella y el pasado– con el espejo, Diana tenía la cara cruzada por una cicatriz. El famoso mapa de la delincuencia, un mapa del abandono, de la prepotencia como ley familiar y social, un mapa de una condena anticipada por portación de ser, todo en la piel. Con la misma piel que aparece radiante en las fotos que registran su monumental trabajo de activista recorriendo de Laferrere a Estocolmo , de Laferrere a Cuba. Siempre Laferrere como punto de partida y de llegada. ¿Quién puede quitarle el rostro de Diana Sacayán a Laferrere, González Catán, La Matanza entera?
Diana fue para este suplemento varias soldadas. La buscadora de historias, rescatadora de amigas, proveedora de información imposible de conseguir si no estás bien adentro, denunciadora en primera, segunda y tercera persona sin perder el estilo ganado ("vos avisame cuando me veas muy activista, porque escribir gacetillas te come el coco"). En una serie de crónicas que publicó el año pasado comenzó a tantear la ficción con un personaje que se parecía mucho a alguna de las Dianas que ella era. Una temporada en un neuropsiquiátrico en la vida real aparece como el fondo perverso y propenso para narrar una historia de búsquedas eróticas entre la trava empastillada y sus compañeros ocasionales de alucinaciones. "Las cosas transcurren en el centro de salud mental de manera abrumadoramente rutinarias: desayuno, medicación, algún que otro taller de manualidades, almuerzo, merienda, cena, un cigarrillo, medicación. Pero, mirándola bien esta noche se vuelve particular al sintonizar un programa recordatorio del Potro Rodrigo en la TV" comienza el relato que abre una serie inconlcusa y que se llamó "Cuidados especiales".
Pero toda esta historia tiene, como mínimo, una escena anterior. Cuando estaba por salir el primer número de SOY en 2008 habíamos propuesto entrevistar a las activistas que escribían en la recién fundada revista El Teje. Marlene Wayar, Lohana Berkins y Diana Sacayán se negaron rotundamente. Sus razones, que para lxs lectorxs de SOY resultan más que evidentes, removieron la por suerte endeble estantería de un proyecto de periodismo queer o como quieran llamarle. "Siempre lo mismo. Si no aparecemos como occisas, alguien nos hace una entrevista para retratar el fenómeno y escribir su paper. La última palabra siempre es de los otros" Así, como primer trompada de intercambios que no cesan comienza una historia de colaboración e intercambio en un margen que se niega a dejar de ser profesional, sin perder llo raro y revulsivo mientras además se amplían las preguntas. ¿Acaso existe una mirada trans? ¡Otra vez! ¡La pregunta más añejada del mundo! Lo que sin dudas existe frente a la existencia trans es una batería fija de miradas: de indiferencia, de sospecha, de sorna, de asombro, caritativa y hasta una mirada compañera. Por el momento una mirada que supere estos sesgos, viene siendo producida desde dentro de la comunidad tras. ¿Existe una muerte trans? Cuando la muerte, está tan ostensiblemente en manos de los otros, podría sospecharse que sí. Antes de que se conocieran los detalles oficiales del asesinato de Diana, corrió la hipótesis del chongo, del cliente, de la vendetta. Como en los femicidios, en el travesticidio a la escena del crimen siempre la ronda el "círculo íntimo". Y en general, las estadísticas no desmienten. Habrá que preguntarse entonces qué trampa encierra ese círculo íntimo, como antes nos hemos preguntado por lo que ocultaba la fórmula "crimen pasional" habrá que investigar a esa inercia en la escena del crimen. Cuando sucede y cuando se relata. Círculo íntimo tiene un tufillo a culpa de la víctima. ¿La intimidad es algo personal? ¿Existe siempre la libertad para trazar un círculo íntimo que no te mate? ¿Cuándo empieza a trazarse? ¿En la infancia o saliendo de ella a los golpes?
Nunca pensé que me fuera a tocar escribir sobre la muerte de Diana Sacayán. Hay gente que porque el cuerpo le aguanta, y le ha aguantado tantas cosas, parece inmortal. Además, yendo a lo concreto, Diana era mucho más joven que yo. Cumple con el funesto cupo trans de morirse jóven, que no es destino, es estadística. La complicidad policial, social, periodística, vecinal frente a los círculos que se cierran convierte a esta intimidad en una cuestión de estado.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.