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La primera vez que la vi fue en un piquete en la Ruta 3 en La Matanza a fines de los años noventa. Entre el humo nauseabundo de las gomas gastadas y el vapor de las ollas compartidas me estremecióó su discurso, su porte y su fuerza aunque no pude acercarme porque el mero intento podía condenarme a la homofobia y la transfobia que ella ya padecía y yo, que recién salía al mundo, no tenía su valentía. Lxs dos somos de Laferrére, esa patria chica que nos une, y que aunque vivíamos a diez cuadras de distancia, en aquel momento nos cruzamos pocas veces. En ese tiempo no imaginamos que años más tarde íbamos a compartir una hermosa historia de militancia y escribir juntxs el capítulo más importante de la Militancia LGBTTTI en el corazón del conurbano bonaerense, esa tierra que nos abraza y nos cobija pero a su vez nos golpea y nos condena.

Con Diana compartimos una intensa y –al Che de los Gays– "loca amistad", y como decía ella "compartimos el pan" que nos transformó en hermanxs y compañerxs. Pasamos momentos de victoria, alegría y emoción profunda pero también de tristeza, pérdidas y oscuridad. Como Diana no hay ni habrá ninguna porque como pocxs transformó el odio en amor y la carencia en lucha. Su lucidez, perseverancia y tenacidad la pusieron en lo más alto de la militancia de la diversidad sexual y transcendió una agenda sectorial para ser la voz de lxs sin voz ante cada injusticia y ser un símbolo de las luchas contra la desigualdad.

El "teje" político era en todo momento y a toda hora, era su vida. Diseñar una estrategia y debatirla era intenso y nadie podía pararla porque siempre iba por más. Los debates de cómo hacer una idea realidad eran álgidos estemos donde estemos: en el Ferrocarril Belgrano Sur, en el 0,50 (esos remicitos precarios de nuestro barrio) o en un avión, como aquella vez que volviendo de Tartagal que no supimos si el avión se movía por las turbulencias del tiempo o las provocamos nosotrxs. Por esa fuerza, su última gran conquista fue abrazar la ley de cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires después de seis años de batallar.

El martes la Berkins me llamó y me contó lo que pasó pero aún no le creo… espero que Diana aparezca y nos diga que todo fue un teje. Mientras la pienso, la celebro y la extraño.

Darío Arias (Conurbanos Por La Diversidad– Jóvenes Por La Diversidad)