Viernes, 16 de octubre de 2015 | Hoy
Hay algo que yo le decía mucho a Diana: "¿De dónde sacás las fuerzas?". Mientras hacía laburo territorial recorría todos los ministerios. La recuerdo indignada porque la Ley de Cupo Trans no salía y no salía. Pensando estrategias todo el tiempo para presionar y difundir. Y apenas salió festejó un poquito pero enseguida empezó a pensar cómo hacer para implementarla. Era aguerrida y no le importaba ser políticamente correcta todo el tiempo. Así se reuniera en Cuba con Mariela Castro, sobrina de Fidel Castro, le cantaba la verdad en plena reunión, o lo sacaba corriendo a un ministro que se le acercaba nada más que para sacarse la fotito. A veces yo pensaba "Diana tendría que ser más estratégica". Pero siempre a la larga me daba cuenta de que tenía razón en no tener filtros. Era sincera. Si tenía que hacer algo, lo hacía. Hace poco tiempo ocurrió aquel episodio con la Metropolitana, que nos llevaron detenidos juntos. Me acuerdo de que ella me gritaba. Nos hablábamos de calabozo a calabozo. En medio de todo ese caos, a ella lo que le importaba era ver si yo estaba bien. Y yo, muerto de miedo, nunca me habían detenido. Para amenizar la espera me hacía chistes, nos tirábamos naranjas por el pasillo. Y tras las rejas y todo, se burlaba de los canas: "Son unos proyectos de policía, un experimento. ¿Qué es la Metropolitana? No sirven para nada". La querían arrinconar, eran un montón, ella sola, la amenazaban diciéndole de todo, estaban armados, nosotros, encerrados. Y ella les gritaba: "Loco, no podés hacer lo que querés, la dictadura ya se terminó".
Martín Lanfranco (INADI)
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