Viernes, 23 de octubre de 2015 | Hoy
SOPHIE CAMPBELL
Jem and the Holograms no es la única historieta queer de Sophie Campbell: las relaciones LGBT atraviesan toda su obra. El primer romance entre chicas sucedió en uno de sus trabajos más importantes: Wet Moon (2005). Una novela gráfica que narraba una historia de amor entre adolescentes goths. Sophie es una dibujante muy detallista pero que no se queda en el simple ornamento: cada línea que traza en el cuadro tiene una función narrativa y emocional. Al igual que los pocos colores que están presentes en esta serie: un turquesa que resalta en los fondos monocromáticos. A diferencia de otrxs autorxs que para construir relatos queer utilizan la novela gráfica costumbrista, la historietista se enfrentó a casi todos los géneros, desde el terror (Los abandonados, 2006) hasta la ciencia ficción (Shadoweyes, 2010), incluyendo los romances entre personas del mismo sexo sin importar si los personajes viajaban por el espacio o tenían que sobrevivir a un apocalipsis zombie. Los abandonados, su historieta más angustiante y claustrofóbica, construía un escenario negro donde ni siquiera la muerte era una salida posible. Cuando Rylie, la rebelde protagonista, contaba las horas para que llegue de visita Naomi, la chica que le gustaba tanto como el helado, un tornado preparaba las valijas para desembarcar en el pueblo. Mientras ellas decidían si se animaban a dejarse llevar por la pasión que sentían una por la otra, un huracán destrozaba todo a su paso al mismo tiempo que convertía a los seres humanos en muertos vivos.Shadoweyes bocetaba un mundo frío y peligroso donde una chica tímida, Scout, encontraba la posibilidad de sentirse una superheroína al descubrir que, sin saber por qué, se transformaba en un extraterrestre que no le temía a nada ni a nadie. En Glory (2012) modificó la superheroína que había creado Rob Liefeld en los noventa (le ensanchó el traje para que quepan todos sus músculos), haciéndola parte del universo de sus personajes femeninos tan característicos. La nueva Glory, como todas sus historietas, proponía un universo donde las mujeres eran autosuficientes y los hombres casi no asomaban las narices. La mirada combativa de Sophie traspasó proyectos individuales o colectivos, independientes o industriales; personales o por encargo. Mientras sigue dibujando los peinados de las rockeras de Jem and the Holograms, prepara sus primeros personajes trans, quienes prometen ser parte de las próximas historietas que todavía están en borrador.
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